El modelo productivo español.

La diversificación minimiza el riesgo y la dependencia de los resultados, todo lo contrario que el modelo productivo español. Cada país tiene unos determinados sectores en los que destaca, en lo que apuesta para levantar su economía, España es un país hecho para el turismo, donde la hostelería y la construcción son la base de su economía. Un país de camareros, albañiles y dependientes que dependen de 80 millones de turistas al año, cuya actividad condiciona todos los aspectos de nuestro modelo socioeconómico.

El concepto de modelo productivo ha cambiado en todos los países, la globalización ha ocasionado que la producción de productos: desde el software, pasando por terminales tecnológicos, hasta cualquier objeto, se estén fabricando en países emergentes con una mano de obra barata. Las multinacionales han apostado por la deslocalización y los estados deben de identificar sus fortalezas y establecer estrategias que diversifiquen sus riesgos. Hay que invertir en aumentar el gasto en la formación del capital humano, en mejorar el mercado de trabajo, en la innovación, en  I+D+i , en tecnología y en una apuesta por la economía del conocimiento.

Estamos en una etapa diferente a los años 70 del siglo pasado, donde el desarrollo económico se planteaba como única meta para salir del subdesarrollo español. La incorporación a la Unión Europea, a partir de 1986, supuso la llegada masiva de fondos estructurales, que fueron determinantes para la mejora de los equipamientos públicos en las regiones más retrasadas económicamente como: Andalucía, Galicía, Extremadura o Castilla La Mancha. España pasó de ser una sociedad autárquica y cerrada a un país moderno y avanzado. 

La crisis económica de 2008 quebró un período de crecimiento en la economía española, aumentando las cifras del paro, los recortes económicos, la precariedad y la falta de un modelo productivo que representará un motor económico. Ahora, nuestros ingenieros, nuestros médicos, nuestros enfermeros se tienen que ir a otros países a trabajar por no tener oportunidades, nos convertimos en un gran parque temático pensado para el turismo, en un país de servicios, donde la industria del sol y playa es nuestra mayor industria. Hay que encontrar otras perspectivas al modelo productivo español, desde la industria de energías renovables, pasando por la industria de la moda, empresas de comunicaciones y construcción, tecnología de la información y la comunicación, bancos y entidades financieras, empresas agroalimentarias… No podemos limitar nuestro modelo productivo a ser camareros, dependientes y albañiles.

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  1. Este jueves, dos noticias económicas una en Catalunya, el cierre de las plantas de Nissan: 3.500 puestos directos, 20.000 indirectos y la mayor crisis industrial de Cataluña en 20 años. En Galicia, la multinacional estadounidense Alcoa ha anunciado que inicia el despido colectivo de 534 trabajadores de los 610 de una de sus factorías en San Cibrao (Lugo), por su producción «insuficiente». Es el comienzo de una cadena de decisiones estratégicas de grandes empresas de la automoción y de la industria en general que disminuirán la tasa de industrialización en España y por supuesto aumentará la del desempleo. Ya sufrimos las reconversiones industriales de la siderurgia, la minería y los astilleros que dejaron en la calle a miles de trabajadores en las últimas décadas del siglo pasado. Los problemas de salud de nuestra industria en general, se mezclan con esta crisis sanitaria por el coronavirus.

    Siempre se ha hablado de la necesidad de ser más competitivos en precio, pero hacer productos baratos no es la solución, porque en eso no se puede competir con los países asiáticos, otro factor de la competitividad es mejorar la productividad, pero sobre todo la gran solución es invertir en tecnologías punteras, aquellas que ofrezcan valor añadido y que se puedan vender a precios más altos. Ir a un modelo tecnológico menos dependiente de otros países, durante años España ha invertido en fábricas, en maquinaria, en infraestructuras, para fabricar para otros países, un ejemplo es la industria automovilista: todas las fábricas de coches son de marcas extranjeras. La marca España no se ha asociado a innovación y tecnología, se ha fabricado para los demás países.

    La deslocalización de las industrias tiene un efecto irreversible, ninguna empresa se plantea fabricar su producto en Europa, compran componentes y contratan procesos en países asiáticos. Si un país como Francia, Alemania o Japón tiene que cerrar una fábrica en España, no lo dudará, antes que cerrar una de sus respectivos países. El futuro es ser competitivos e innovar, olvidar los sectores económicos tradicionales, adecuar la investigación de universidades y centros públicos a las necesidades de las empresas. España es uno de los grandes productores de automóviles del mundo, todo un referente en producción y exportación: Nissan, Renault, Seat, PSA (Peugeot-Citroën-Opel), Ford, Mercedes, pero este no es el futuro, al revés nos vemos condenados al cierre de factorías, lo que significará más paro y menos industrialización. Quizás ya sea un poco tarde, para una nueva reindustrialización, pero si no se intenta acabaremos siendo un país de parados y de servicios…

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