El modelo neoliberal del capitalismo, se basa es un sistema económico en el que los agentes privados poseen y controlan la propiedad de acuerdo con su propio interés, la oferta y la demanda fijan libremente los precios en los mercados, la obtención de beneficios abusivos, un consumismo desaforado, un endeudamiento suicida, el expolio medio-ambiental. A todo esto se ha añadido sigilosamente en nuestras vidas el capitalismo de la vigilancia, esas tecnológicas como Amazon, Apple, Alphabet, Microsoft, Meta, Tesla y Nvidia entre otras, que acumulan un enorme volumen de riqueza y poder en un mercado conductual, en los que se compran y se venden predicciones sobre nuestro comportamiento, y hasta la producción de bienes y servicios se supedita a la modificación de nuestra conducta. Estas empresas no solo son importantes en las nuevas tecnologías, sino también en el de las finanzas, ya que estos gigantes tecnológicos tienen más poder que muchos Estados.
El capitalismo de la vigilancia es el «gran hermano» omnipresente que opera en función de los intereses del capital de la vigilancia. Como dijo Adam Smith, uno de los máximos exponentes de la economía moderna “No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”. Las grandes empresas tecnológicas utilizan las experiencias humanas y datos personales de sus usuarios para predecir el comportamiento de la sociedad. Como dice la socióloga estadounidense Shoshana Zuboff en su libro «La era del capitalismo de la vigilancia» somos una «colmena» controlada y totalmente interconectada que nos seduce con la promesa de lograr certezas absolutas a cambio del máximo lucro posible para sus promotores, y todo a costa de la democracia, la libertad y nuestro futuro como seres humanos.
Trump ha buscado el apoyo de las grandes tecnológicas para reforzar su segunda legislatura. Nadie quiere confrontar y cuestionar las políticas de Trump, porque eso tiene un resultado negativo para sus empresas. Esta en juego los avances de la inteligencia artificial, de la que su mano derecha Elon Musk tiene una empresa de IA, xAI y después están el resto de tecnológicas que operan como monopolios, Tanto Amazon, Google o Facebook son tan poderosas porque se benefician del “efecto red”. Cuanto más grandes mejor, ofreciendo servicios “gratis”, donde los usuarios “pagan” proporcionando información, teniendo el mayor conjunto de datos personales que haya existido nunca. Y, los datos son el poder.
En el capitalismo de la vigilancia los datos personales: los gustos, las preferencias y hábitos de compra de sus usuarios, y también de sus amigos. Es lo que realmente domina a la sociedad, Google es la mayor agencia publicitaria del mundo; Amazon es una empresa que vive de sus servicios en la nube y además tiene una plataforma de comercio online que le da ciertos beneficios y destruye el comercio minorista; Microsoft es una empresa de herramientas corporativas y académicas con una plataforma empresarial en la nube; Facebook e Instagram son, probablemente, dos de las redes sociales con mayor poder de comunicación y venta para las empresas. El capitalismo de vigilancia permite predecir y modificar) el comportamiento del consumidor a través de un algoritmo.
Un forma de capitalismo «sin precedentes» que predice las acciones de los internautas en el mundo real con el único propósito de beneficiar a las empresas. Las experiencias de los usuarios se convierten así en materias primas que permiten crear datos para adelantarse a comportamientos futuros. Pero, el capitalismo de vigilancia también interviene en los resultados políticos, porque los algoritmos no hacen más que reproducir desigualdades inherentes al sistema capitalista. Por eso se entiende que cada vez estén creciendo los populismos y la extrema derecha que son los grandes valedores del gran capital.
El capitalismo de vigilancia junto a las tecnologías están transformando el mundo en que vivimos. Toda la opinión pública reside hoy en internet y eso tiene una seria implicación para las sociedades democráticas. La utilización de bots en redes sociales se utilizan para inflar artificialmente el número de seguidores de los candidatos, replicar posts sobre un tema concreto para que aparezca entre los trends de la red y, con la evolución exponencial de la IA crear un contenido irreal que distorsiona la realidad y la opinión pública en favor de los intereses de quien utiliza esos bots. Estamos cada vez más lejos del modelo de la socialdemocracia, en manos de unos instrumentos que juegan a su antojo y según sus intereses con nosotros y nuestro conformismo.