Una de las claves del éxito de Podemos ha estado en desarrollar un discurso transversal, vinculado a los problemas de la gente, frente a las estrepitosas injusticias que han supuesto las políticas de austeridad, en beneficio del sistema financiero, responsable real de la crisis. Podemos ha perdido poco a poco su carácter horizontal para optar por una estructura tradicional y similar a la de los grandes partidos, el «personalismo» de Pablo Iglesias no ha ayudado a que la gente confíe en Podemos.
Podemos recogió el espíritu del 15-M, dominaron la escena televisiva y la masiva presencia en redes sociales, nacieron los «círculos» como un método participativo en el que la horizontalidad aspiraba a ser la clave de la organización; concurrieron a los comicios europeos y lograron cinco escaños. Hablaron de «la casta» refiriéndose a los políticos tradicionales del PP, PSOE y a los grandes escándalos de corrupción. Supieron ver la oportunidad política de la crisis económica y el descontento ciudadano con los partidos tradicionales. Desde esa fecha, su discurso nuevo en la política española le permitió ir creciendo.
En las elecciones de 2.015 el 20-D consiguieron junto a sus diferentes marcas: 69 escaños; el PP y el PSOE, perdieron la posibilidad de gobernar en mayoría, resultó el parlamento más fragmentado de la historia de nuestra democracia. Sin embargo, en 2.016, el 26-J Podemos aspiraba al sorpasso al PSOE y se estrelló perdiendo 1,2 millones de votos, no funcionando la alianza entre Podemos e Izquierda Unida.
El congreso de Podemos, el llamado Vistalegre II, ha marcado las diferencias políticas entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, el uno habla de “dar miedo a los poderosos” y el otro de “seducir a quienes aún no nos votan”, Iglesias señala la necesidad de una acción parlamentaria que empodere a los movimientos sociales y se apoye en ellos, mientras que Errejón busca a los votantes socialdemócratas desengañados del PSOE e incluso a hacer una alianza con ellos. Iglesias y Errejón se disputan el liderazgo de Podemos, la falta de unidad, la disputa en los medios y la pérdida de las formas están haciendo mucho daño a la imagen de Podemos y también ayuda poco a las ilusiones frustradas de sus seguidores y votantes.
Vistalegre II será la confrontación de dos proyectos, dos equipos y dos liderazgos. Un discurso de Iglesias y Errejón que medirán sus fuerzas en la Asamblea Ciudadana de Podemos, aunque el número dos no dispute a Iglesias la Secretaría General. Esperemos que Vistalegre II, sea el fin de las actitudes infantiles y poco democráticas de algunos sectores de la formación y evitar los errores en la izquierda, que han cometido el resto de partidos. Podemos es necesario, otra cosa es que los ciudadanos: gente plural, gente desencantada, militantes de otros partidos, votantes y personas provenientes de la abstención; jóvenes y viejos, trabajadores y parados, gente que nunca hubiera pensado en votar a Podemos confíen en ellos y les den sus votos.