Una de esas frases que se dicen habitualmente es que “nadie es imprescindible”. Es verdad, que la gente se cambia, se muere y las cosas siguen funcionando, siguen adelante. Sin embargo, a veces una muerte o un cambio significa un cambio social o un cambio de régimen. Nuestro ego, nos hace creernos imprescindibles y superiores a los que nos rodean, pero creemos que los demás son prescindibles. Todas las personas, aportamos algún valor al resto, pero si esa persona falta, las cosas siguen funcionando. Para que una sociedad avance, muchas veces es necesario que las personas cambien y se olviden los liderazgos.
En toda relación humana existe o puede existir un individuo que cumple el rol de líder frente a los demás, aquellos que dirigen los destinos de los demás con la idea de lograr unos objetivos establecidos para lograr el bien común. Pablo Iglesias, como líder de Podemos, ha sido el responsable de haber juntado cinco millones de votos en cinco años y después del 15-M consiguió juntar a clases medias y sectores populares, a jóvenes y yayoflautas, a trabajadores y parados en la ilusión por Podemos.
Podemos entre errores propios y ataques ajenos, no se puede permitir una lucha de liderazgo. Ni caer en lo peor de los partidos tradicionales, sus aciertos y errores condicionarán su futuro. El liderazgo de Podemos no debe ser un tema de prescindibles o imprescindibles, debe solucionar las debilidades orgánicas, moderar las maneras y tener actitudes más humildes. Abrir debates, propuestas y alternativas en comisiones para la transformación de España.