Un vídeo difundido en redes sociales este jueves, como si fuera un procedimiento sumarísimo, en el que aparecen cuatro hombres, uno de ellos es quien está grabando. Uno de ellos grita «¡Sentencia!» y otro responde «asesinato». A continuación, un hombre armado con una escopeta, cascos rojos y el rostro descubierto, comienza a disparar contra las fotos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique. Tras derribar estos blancos, ríen y el hombre armado hace un gesto obsceno con el dedo corazón. Un vídeo que circulaba supuestamente por grupos de Whatsapp de agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, difundido en Twitter y otras redes sociales.
Las redes sociales promueven, muchas veces, contenidos que transmiten odio e intolerancia en sus plataformas, escudándose en la libertad de expresión para justificar dichos contenidos. Pero, tanto sus autores como dichas redes sociales son responsables de sus contenidos que difunden y de los colectivos a los que se visibilizan. Si pueden cuestionarse las campañas de noticias falsas y ataques al Gobierno por parte de la ultraderecha, lo que es totalmente recriminable es el intento de simular un procedimiento sumarísimo a un Gobierno legitimo en un vídeo que lo único que pretende es alimentan a los sectores más ultras de la sociedad. Pretender destruir valores esenciales como la convivencia y el respeto, es generar odio. Vivimos en una época de crispación, de teorías conspiranoicas, de desinformación, de confrontamiento político, que no debería significar ninguna anomalía democrática hasta que no se pasan ciertos límites.
La gravedad de un vídeo de esta índole, no es tan solo su contenido de procedimiento sumarísimo, sino la propagación de este tipo de vídeos entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo cual supone un retuiteo, la emisión de diversos «hashtags» y el beneplácito de muchas personas a lo que se ve y significa este vídeo, que solo alimenta diferentes bulos y mensajes agresivos contra la gestión del Gobierno. No estoy hablando de censura, porque un vídeo que simula un juicio sumarísimo no es libertad de expresión. Ver disparar a un hombre armado a las fotografías de miembros del Gobierno y al portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, no es admisible de ninguna manera.
En España, hemos vivido procedimientos instruidos en la Guerra Civil y en el Franquismo, procesos militares urgentes impartidos por Consejos de Guerra disfrazados de juicio, como herramienta represiva de la Dictadura para encarcelar o asesinar a personas que pensaban diferente. Personas encausadas sin garantías procesales como: la presunción de inocencia, la igualdad ante la ley, la legalidad de la detención o el derecho a su defensa. Si alguien piensa, que alguien disparando a unas fotografías componentes del Gobierno, está legitimando una solución patriótica que suponga un cambio de Gobierno de esta manera. Esto debe ponerse en manos de la Fiscalía para que demuestre que es un delito y que la justicia dicte sentencia de algo que debería ser castigado.
Un hombre disparando a unas fotografías a miembros del Gobierno no es una broma, es una forma de demostrar que hay un sentimiento de odio a un Gobierno legitimo y que está ahí, gracias al voto por mayoría. Un pistolero, ni la extrema derecha, no puede erigirse en salvador de patrias, les persigue un pasado, que es nada menos que la dictadura fascista liderada por el General Franco.
España alcanzó la democracia sin romper con el Estado dictatorial anterior, se apostó por una transformación en la Transición. Pero. sigue habiendo demasiados nostálgicos de una Dictadura, su antisocialismo y anticomunismo es su ADN. Se convierten en enemigos de cualquier forma de progresismo y lo que no son capaces de ganar en las urnas, pretenden conseguirlo con la violencia y el ataque a la democracia.
Este pistolero es simplemente un aviso, de la cantidad de fanáticos que aceptarían de buen grado, que lo de los disparos no fuera un tiro al blanco. El odio está tan impregnado en esta sociedad, que muchos ya se han olvidado de la Guerra Civil española. Ahora, que han muerto por culpa del coronavirus muchos mayores, parece que con ellos se acabe esa memoria colectiva y se quiera volver a la senda del horror y del enfrentamiento.
La insensatez de algunos, que se creen con la razón y el derecho a hablar en nombre de todos y a lanzar mensajes incendiarios que lo único que pretenden es generar odio. El lenguaje que están utilizando todos los políticos es absolutamente “guerracivilista”, si tuviésemos armas querrían que nos estuviéramos pegando tiros. Nos prefieren enfrentados para hacernos olvidar la crisis sanitaria y económica, donde antes de poner soluciones en común, anteponen el odio.