Descartar que nada tiene o presenta un solo lado, una parte o un solo aspecto, parece bastante lógico. Descartar una vía unilateral, es decir, no decidir de una manera independiente, sin contar con los demás, parece razonable. No alcanzar un acuerdo, en la que un el acuerdo solo compromete a una parte, excluyendo a la otra o terceras partes, de cualquier obligación posible, es totalmente irracional. El 27 de octubre de 2017 el Parlament aprobó declarar unilateralmente la independencia de Cataluña, conocida como DUI. La respuesta del Gobierno de España fue suspender la autonomía de Cataluña aplicando el artículo 155 de la Constitución. Cesando el Govern, la disolución de Parlament y la convocatoria de elecciones en Cataluña, que se celebraron el 21 de diciembre de 2017. Llegó el juicio al procés, con la sentencia del Tribunal Supremo del 14 de octubre de 2019 en la que condenó al ex vicepresident de la Generalitat Oriol Junqueras a 13 años de prisión y a otros ocho líderes del procés por sedición y a tres por desobediencia. El Tribunal descartó de forma unánime el delito de rebelión. Hubieron protestas contra la sentencia a los dirigentes independentistas y por el derecho a decidir. Bajó supuestamente la tensión, pero los líderes del procés continúan en la prisión y parece que a una parte de los políticos, les interesa la crispación y el enfrentamiento, sin plantearse buscar una solución a un problema real: el independentismo catalán o simplemente el derecho a decidir.
La sentencia del procés tenía la posibilidad de una condena por rebelión o la absolución, pero se optó por la sedición. Se criticó con dureza por una razón o por la contraria, por ser excesivamente blanda o por ser en excesivamente dura. Hay quienes se limitaron a proclamar que en una democracia las sentencias judiciales han de acatarse. Se quiso judicializar un problema, por no ser capaces de encontrar una solución política. Y, siempre tendiendo a una agudización del actual conflicto político entre constitucionalismo español e independentismo catalán. Cuyo detonante fue la sentencia del Tribunal Constitucional en 2010 del actual Estatut de Autonomía de Catalunya alimentando y potenciando el soberanismo catalán, aparte de las recogidas de firmas, el boicot a los productos catalanes y el mantra de romperse España.
Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana de Catalunya ha publicado este lunes una carta en la que cuestiona la vía unilateral para alcanzar la independencia de Cataluña: «Hoy seguimos creyendo que la mejor vía para hacerlo, como siempre hemos defendido, es la vía escocesa. La vía del pacto y el acuerdo, la vía del referéndum acordado. Es la opción que genera más garantías y reconocimiento internacional inmediato. Porque sabemos que otras vías no son viables ni deseables en la medida en que, de hecho, nos alejan del objetivo a alcanzar» No sabemos si es un cambio de estrategia por parte de ERC, una forma de buscar el diálogo para resolver ese conflicto o simplemente una manera de acallar la concesión de los indultos a los políticos catalanes independentistas condenados por organizar el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Existieron delitos en la vía unilateral, que merecían enjuiciamiento, se jugó con la ilusión de una parte de la ciudadanía catalana del horizonte de la independencia. Si la sentencia fue o no justa habrá muchas opiniones, si deben de cumplir la sentencia completa, también. La sentencia es parte del problema, de un problema que es político antes que judicial. Pero, eso no significa que el tiempo lo cure todo, el problema sigue persistiendo, porque nunca se ha querido o no les ha interesado arreglarlo. Descartar la vía unilateral, aunque sea un engaño, no romperá España y puede ser el camino para reconducir un problema. El independismo existe y no se solucionará con juicios y condenas, porque una mayoría de la ciudadanía catalana que participa en las convocatorias electorales respalda la independencia. Los extremos se acaban por tocar, ni la solución es el soberanismo catalán, ni el español. Simplemente hay que descartar las vías unilaterales, por ambas partes.