Crear confusión cuando nada está claro.

Crear confusión lo define esta frase del presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman: «Si no puedes convencerlos, confúndelos». La mejor forma de entender las consecuencias de crear confusión es los acuerdos de cumplimiento obligado, del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud Pública de hoy miércoles. Permitir reuniones con un máximo de 10 personas los días 24, 25, 31 de diciembre y 1 de enero, así como ampliar el toque de queda hasta la 1:30 horas, en Nochebuena y Nochevieja. Y, dejar hacer viajes entre Comunidades Autónomas, con la excepción para la vuelta a casa y las reagrupaciones familiares, donde residan familiares o allegados. Esto es, permitir la movilidad entre autonomías a todo el mundo, porque es imposible hacer justificar a una persona si no se desplaza para juntarse con alguien de su familia o allegados. Aunque el ministro de Sanidad dice que: «En Navidad nos quedamos en casa y evitamos todos los movimientos prescindibles». Esto es crear confusión: nos quedamos en casa, pero podemos desplazarnos con motivos familiares o de allegados.

La aparición del Covid-19 nos ha obligado a hacer reajustes en nuestra forma de vivir, hemos aprendido a estar confinados, a tener desconfinamientos, a limitar la movilidad, a tener hábitos que no teníamos antes y a perder muchos que se habían convertido en costumbre. Quizás por responsabilidad, quizás por miedo o quizás por otros motivos, nos hemos adaptado a las circunstancias. Al comienzo de la pandemia, se estableció un mando sanitario único en manos del Gobierno de España, aunque muchos los acusaron de querer establecer una dictadura. Con el desconfinamiento y la llegada de la segunda ola de la pandemia, la gestión del Estado de Alarma se depositó en las Comunidades Autónomas. Cada una ha planteado la flexibilización o el endurecimiento de las medidas, según sus datos de contagios, mortalidad o la visión política, según sus ideologías.

Ahora, con el pretexto de «salvar la Navidad», cada Comunidad Autónoma, tenía sus peticiones: aumentar de 6 a personas en las reuniones familiares, alargar el horario del toque de queda o permitir la movilidad entre comunidades. Parece que los políticos nos tienen que decir: las personas que podemos cenar en nuestras casas, cuando es una cuestión de responsabilidad de cada uno. Ahora, nos dicen que no viajemos, pero que podemos movernos entre regiones si es por reagrupamiento familiar o allegados. Los gobiernos autonómicos establecerán más limitaciones o menos según su situación epidemiológica. Esto es crear confusión entre la gente y una forma de delegar toda la responsabilidad de una tercera ola en los ciudadanos y ciudadanas.

Ningún mandatario público en España, quiere retornar a un rígido confinamiento sanitario como el de la primavera. Pero, aún a pesar de que las cifras de contagios en España siguen siendo elevadas, parece que lo único que importa es «salvar la Navidad» por cuestiones económicas y porque parece que es intocable hablar: de que este año no toca celebrar la Navidad como estamos acostumbrados en otros años. Parece, que a casi todo el mundo le preocupa más celebrar este año la Navidad que estar vivo en la del próximo año; que la gente prefiere estar con sus mayores este año y no pensar que puede ser un peligro para ellos. Crear la confusión la han creado los políticos, en nosotros estará la responsabilidad de no hacer lo que debemos, las consecuencias vendrán después…

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