Que los niños escriban su carta a los Reyes Magos, es una tradición en España para que la noche del 5 de enero sus majestades de Oriente les dejen sus presentes a todos los niños, niñas y también mayores. Lo que no es tan usual es volver a escuchar «ruido de sables» entre los militares, aunque estén retirados. Porque 73 mandos retirados del Ejército de España, han enviado una carta al rey Felipe VI, mostrando su lealtad y quejándose de la situación de «deterioro», acusando al Gobierno de España de ser una coalición que pone en peligro la unidad nacional. Lo que parecía ruido de tiempos pasados, ha vuelto a escena. No puede ser que los militares cuando se les cruza el cable, se sientan con la potestad de amenazar con la intervención del Ejército, erigiéndose en salvapatrias y defensores de la Constitución y la unidad nacional. Los militares no son los que deben considerar dicha cuestión, son los poderes civiles, los que hemos votado entre todos los españoles, los que tienen dicha facultad.
Durante la Transición Española, se temía escuchar ruido de sables, a la menor alteración o atentado terrorista con asesinatos de militares, guardias civiles y de policías. Los que habían dispuesto del poder durante cuarenta años, estuvieron recelosos ante los inminentes cambios políticos que no podían imponer ni controlar. Pero el ejército se mantuvo en su sitio, respetando el poder establecido y votado por los españoles. A la ultraderecha, siempre le ha sido rentable electoralmente crear la duda entre la ciudadanía de que «se rompe España» y que nos gobiernan «comunistas, filoetarras e independentistas». Tienen que recordar que crear malestar en el seno del Ejército es antidemocrático, fuera de Derecho y por lo tanto, anticonstitucional. No podemos aceptar que los militares vengan a resolver los problemas que deben resolver los políticos. Como hizo Franco al dar un golpe de estado contra la Segunda República.
Cuando se escribe una carta al rey, para erigirse en la voz del discurso político de la ultraderecha, cuando 73 mandos pretenden erigirse en representantes de no se quien, es el monarca el que debería contestar a este grupo de salvapatrias, para decirles que él no necesita «ni del apoyo ni de la lealtad» de unos golpistas. Porque el rey no puede parecer cómplice de comentarios como «Tras la llegada al Poder Ejecutivo de un gobierno social-comunista que olvida el interés general y atiende sólo a intereses partidistas, la cohesión nacional corre graves riesgos de deterioro, tanto en su vertiente política, como económica y social»; «pues la razón de aquellos no es otra que acabar con el “arco de bóveda “ que sustenta todo el entramado de la Constitución del 78 y por tanto con esta misma»; que «La mayoría de los españoles, la llamada mayoría silenciosa que lo es también en votos, contempla preocupada tanto desafuero, sin adivinar cuál es su finalidad y lo que es peor, sin saber qué camino tomar para, al menos, limitar esta peligrosa deriva». Y, mucho menos cuando «queremos dejar constancia en estos momentos difíciles para la Patria, que siempre estaremos a Su lado y podrá contar con nuestro apoyo y lealtad». ¿Qué esperan estos militares retirados? Que el rey aproveche «su apoyo y lealtad» para permitir otro golpe de estado: bien con su apoyo o con su silencio. El Jefe del Estado y como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, debe desautorizar este ruido de sables, para que no exista ninguna duda de su apoyo al sistema democrático y a la decisión del Pueblo…
«No queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta”, «No quiero que estos sinvergüenzas pierdan las elecciones. No. Quiero que se mueran todos y toda su estirpe», «Algún día… alguien tendrá que empezar a hacer algo (legal o ilegal) contra estos hijos de puta”, “¡Deme una orden! […] Y es lo que le diríamos al Rey…”.Eso es lo que quiero. Es mucho pedir?» Estos son unos de los mensajes que supuestamente, pertenecen al grupo de WhatsApp XIX, formado por los altos mandos militares firmantes de la carta al rey, firmada el pasado 25 de Noviembre de 2020, que destapa la afinidad de algunos de sus integrantes con la ultraderecha y el franquismo.
No son comentarios sin importancia de un chat, son opiniones de militares que se supone son servidores públicos y que llaman «irrepetible» a Franco. Que lo único que pretenden es que tengamos de nuevo una dictadura y antes hacer una matanza. No sé si yo estaría dentro de los «26 millones de hijos de puta”, pero no es solo por mi, es por la democracia que hemos escogido y que nadie tiene derecho a rebatárnosla. Quien no quiera a este Gobierno, que vote en las urnas, es así de fácil.