Cada época tiene su crisis económica.

Cada época tiene su crisis económicaCada época tiene su crisis económica. Desde los efectos de la Gran Depresión del 29 en la Segunda República; el hambre de la postguerra española; la autarquía de los primeros años del franquismo; la crisis del petróleo de 1973; el ocaso de la dictadura y la Transición Española; la recesión de 2009; el récord de la prima de riesgo y los rescates de la UE en España de 2012. Y, ahora, la crisis de la pandemia del Covid-19. Porque, una cosa es la crisis financiera, que afecta sólo al sector financiero, y otra es la crisis económica que afecta a todos o casi todos los sectores de la economía. Todas las crisis económicas sirven para destruir empresas y generar desempleo, pero también como escenario de cambio y transformación, que normalmente obliga a evolucionar a la sociedad.

La consecuencia de cualquier crisis, en cualquier época, es que los ricos se hacen más ricos, y precisamente a causa de ello, se incrementan el número de pobres, y por tanto la desigualdad se hace más ostensible. Donde parece que el resultado lógico e inevitable de cualquier crisis es que aumente la pobreza y el desempleo. pero no aumenta solo como resultado de la crisis, sino por el desmantelamiento del Estado del bienestar frente a un reparto más justo de la riqueza. El coronavirus no es el responsable de que España haya tenido la mayor subida en el desempleo desde 2013,  ni siquiera que hayan cerrado muchas empresas y autónomos. Simplemente, la crisis del coronavirus ha sido el desencadenante de un tejido empresarial de empresas medianas y autónomos, con poca productividad, con problemas de contratación eventual. Con una dependencia total en el turismo y la hostelería, la primera «industria» del país. Donde el Estado no puede dar las ayudas directas a las empresas y autónomos como otros países, porque tiene una deuda pública del 117,1% del PIB.

Aunque el Estado ha ayudado en las incapacidades laborales por la pandemia, la prestación especial para autónomos, medidas como los ERTE para los trabajadores, los prestamos ICO a las empresas. Todo esto no ha sido suficiente y España ha llegado a la cifra de 4.008.789 desempleados, que el desempleo ha aumentado en el pasado mes de febrero en 44.436 desempleados. Sin incluir a todos los trabajadores y trabajadoras en suspensión de empleo o reducción de horario. No son cifras de una crisis, son el resultado de un mercado laboral precario, temporal, eventual y mal pagado, que en el momento que se ha parado la economía, quedan expulsados de la sociedad en la mayor de las pobrezas. El paro seguirá subiendo, cuando los 900.000 personas en ERTE, pierdan definitivamente sus trabajos y engrosen las cifras del desempleo. Y, muchas empresas no reciban las ayudas directas, para no tener que cerrar. Esta crisis no se levanta solamente con las esperanzas en el calendario de vacunación y en «salvar el verano»…  Cada época tiene su crisis económica, y esta crisis nos ha destapado todas nuestras deficiencias.

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