Apelar al patriotismo contra el coronavirus.

A los políticos, les gusta muchas veces, apelar al patriotismo, como adhesión y pertenencia de los ciudadanos y ciudadanas de un país a unos objetivos comunes. Buscando la unidad y la cohesión de todos, intentando inculcar en que es cosa de todos. Los políticos están convencidos de que llamando al patriotismo, los grupos están más cohesionados y se olvidan de las dudas y de sus temores. Se intenta recuperar unos valores cívicos como la solidaridad, el civismo y la colaboración con las normas  para que los ciudadanos adquieran un fuerte compromiso individual como ciudadanos para evitar el contagio. Aunque creo que también puede tener consecuencias negativas, cuando se utiliza como único remedio cuando no se tiene ninguna solución a la vista

En lo que coinciden los discursos, de estos últimos días, de Pedro Sánchez, Pablo Casado y Felipe VI, sobre la lucha contra el coronavirus es un discurso patriótico. En que todos arrimemos el hombro, en que todos rememos en la misma dirección y que al final todos saldremos más unidos. Se pide que no tengamos miedo, aunque no se dice de manera explicita, que tengamos respeto a las normas que nos imponen, que confiemos en lo que nos cuentan, que desplacemos el egoísmo personal en favor de la solidaridad de grupo.    

Se hacen iniciativas anónimas o con la iniciativa de youtubers, influencers o simplemente famosos en las redes sociales, que buscan también la búsqueda del patriotismo, de la solidaridad para luchar juntos contra el coronavirus. Medidas como el aplauso a las 20 horas como agradecimiento al personal sanitario, que recuerda en cierta manera al patriotismo del «soy español» y las banderas, en la época de la España de las Eurocopas y el mundial de Sudáfrica. Nos animan a seguir con rutinas y hábitos diarios, con mantener un espíritu de unidad y solidaridad, donde aparece la comunicación entre vecinos que no se conocían, donde los balcones se han convertido en el nexo de unión entre personas que están confinadas en sus casas. 

Apelar al patriotismo compartiendo mensajes de ánimo, de vídeos ocurrentes, de cómo llevar el confinamiento, para olvidar el miedo, el número de contagiados y de muertos. Una forma de hacernos olvidar, de momento, el retraso en la toma de medidas por parte del gobierno, el no aprender de las equivocaciones de los demás, el no tener recursos ni humanos, ni de UCIS, ni material sanitario por culpa de los recortes económicos desde la crisis de 2008. No sé si apelar a la épica y al patriotismo sea lo mejor, pero de momento solo nos queda esperar y confiar, unos creerán en Dios, otros en el destino, yo en la Ciencia, para que el coronavirus deje de ser una pesadilla…

Esta entrada tiene un comentario

  1. Andrés Marco Lou

    El patriotismo se busca como el bálsamo de Fierabrás que cura todos los males, pero el patriotismo no cura los virus, aunque se utiliza como si fuera una cosa adictiva y que se propaga tan rápido como un virus.. No hace falta tantas invocaciones al patriotismo de los españoles, para conseguir la unidad de todos y decirnos que juntos lo conseguiremos. La patria es muy fácil de vender para algunos, para apelar a lo pasional y que no veamos otras cosas.

    Necesitamos medidas estrictas para el confinamiento, más camas de hospitales, más personal, más material para los sanitarios. Hacen falta medidas reales porque está crisis sanitaria desembocará en una crisis de emergencia económica. Y, eso no se puede ocultar con discursos, aplausos y banderas. Porque muchas de las carencias son el fruto de los recortes de un neoliberalismo que apostó por la reducción económica en sanidad y su privatización.

    El coronavirus matará, a lo mejor, a un 10 por ciento de la población, pero la crisis la pagaremos entre todos, pero sobre todo lo más necesitados. Todas esas personas que se quedan sin trabajo con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), los autónomos que han tenido que aplazar sus actividades y los que al final se quedarán sin trabajo definitivamente y los que tendrán que cerrar sus negocios.

    El mejor patriotismo es apostar por el gasto social. Que no se cometan los errores de la crisis del 2008, que se rescate a la banca con 60.000 millones de euros públicos y que la ciudadanía lo pague. Que no se vuelva a hacer recortes en sanidad, en educación, en ciencia… Porque espero que esta vez el patriotismo no sirva para que los que no se mueran por el coronavirus, perezcan, después, en una nueva crisis económica.

Deja una respuesta