Lo que importa es llegar, no ganar.

Cuando se está inmerso en una competición, siempre hay alguien que afirma, normalmente los que ganan, que «lo que importa es llegar, no ganar» o » lo importante no es ganar sino competir». En un deporte o en juego sólo puede haber un ganador, pero en muchas facetas de la vida, ganar no sólo significa vencer a un rival, sino también llegar a una meta y superarse a uno mismo. El 28 de abril, el Consejo de Ministros aprobó el Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad que establece las fases para la desescalada y alcanzar la llamada «nueva normalidad».

Parece que la crisis del coronavirus ha impulsado, también, una malentendida competición entre autonomías y entre gobiernos autonómicos con el gobierno central, y viceversa. para demostrar quien es el que ha hecho una mejor gestión y tener prisa por ser los primeros en la desescalada. Me parece poco ético que todos se hayan olvidado que parte de la culpa de esta crisis sanitaria, radica en la mala gestión de los recursos sanitarios, los pocos medios humanos y los anteriores recortes económicos. Ahora, solo les preocupa a las autonomías ser los primeros, bien por razones económicas y para satisfacer los deseos de las empresas o de los ciudadanos en general. Se olvidan de la seguridad y de preservar la salud como principal objetivo. No es cuestión de hablar de mejores, porque lo que importa no es ganar a nadie, es tener la seguridad de que cada autonomía cumple unos criterios objetivos en su situación epidemiológica y en su sistema sanitario de atención primaria y hospitalario.

Cuando se optó por centralizar la gestión sanitaria y la declaración de una alerta sanitaria, nadie pensaba que íbamos a llegar a 224.390 contagios y 26.621 muertos. Hoy han fallecido 143 personas en las últimas 24 horas, la cifra más baja desde el pasado 18 de marzo cuando se registraron 107 fallecidos. Es decir, estamos igual que antes de declarar la alerta sanitaria, con la única salvedad que han muerto más de 26.000 muertos. que se ha llegado al colapso del sistema sanitario y que se ha tenido que parar la economía y movimiento de personas del país.

Parece que importa más pasar de fase que las posibles consecuencias que podemos sufrir de nuevo. Nos han entrado las prisas, nos estamos poniendo nerviosos por el confinamiento, por la economía. Se nos está olvidando que nadie nos asegura que esta crisis sanitaria esté solucionada, que muchos piensan que puede haber un rebrote en el otoño, que no hay vacuna a la vista.  Se ha dado luz verde a que 11 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla y algunas provincias o áreas sanitarias, pasen mañana a la fase 1, las prisas nunca son buenas consejeras como el exceso de relajación y olvido de la gente de que no hemos ganado al virus, simplemente estamos compitiendo. El virus es como un boomerang que siempre tiene la fascinante habilidad de volver al lugar de partida cuando los lanzas, que no se nos olvide. 

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  1. Nos estamos olvidando de que las cifras de muertos y de contagiados, no son exclusivamente números fríos, detrás de cada numero hay una vida perdida, una familia rota, algo en que no hay vuelta atrás. Nos acostumbramos a escuchar las cifras y no somos capaces de aproximar esa realidad a la nuestra, a la más próxima. Morir 143 personas como hoy, significa perder probablemente a toda nuestra familia, a todos nuestros amigos y compañeros.

    Somos capaces de sentir pena en un accidente aéreo, en un ataque terrorista, en una catástrofe natural, en una guerra o en las muertes de migrantes. Hemos sabido aceptar con cierta normalidad que hayan muerto 26.621 personas, la misma población que pueden tener algunos barrios de grandes ciudades o ciudades como Almuñécar, Molins de Rei, Novelda, Cangas o Sestao. Escuchamos y vemos los números de una desgracia, como si fuera el resultado de un partido de fútbol, en que todos tenemos alguna opinión.

    Llega el buen tiempo, a algunos les preocupa el poder tomar una cerveza en un bar o pensar en unas cercanas vacaciones, a otros les preocupa la viabilidad de sus negocios o de tener un puesto de trabajo. Unos creen que si la crisis sanitaria es mala, peor será la crisis económica que nos espera. Parece que a todos nos han entrado las prisas, donde se nos olvidan las medidas de prevención, de distancia social, hemos perdido el miedo al virus. Algunos piensan que es una carrera donde lo importante es salir el primero, pero en una competición atlética quien sale antes del aviso del juez de salida, obliga a que todos tengan que volver a su punto inicial en sus puestos y en la correcta posición de salida para comenzar la carrera En la vida no se puede vivir con miedo, pero la audacia puede ser peligrosa…

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