Los votantes del 28-M no se han equivocado al votar, porque los ciudadanos votan lo que la legalidad vigente les ofrece. Un ciudadano puede votar a un partido político o a otro, pero no podemos decir que como ciudadanos, estén votando mal. Podemos pensar que sus razones para votar son erróneas, pero su voto no es equivocado. Los ciudadanos tienen la libertad de exponer lo que piensan, de votar una opción política según sus ideas. Los motivos para votar a un partido o a otro, nada tiene que ver con errar en su decisión. Cuestionar el voto, es poner en duda la igualdad de los ciudadanos y la legalidad de que cada uno vote lo que quiera, es cuestionar a la propia democracia. Cosa diferente es poner en duda los motivos y las causas por las que los votantes en el debate de las ideas, juzgan las opciones y ejercen una opción u otra. Si la mitad de la democracia consiste en votar, la otra es admitir los resultados, porque siempre no se gana, algunas veces toca perder. El 28-M es un ejemplo más de ello.
Vencer en unas elecciones no es imponer la razón por la fuerza, es vencer porque los ciudadanos han escogido otra opción, se supone que no debería de haber deseos de venganza sino abrir el camino a opciones diferentes. La política no es un fin, es el medio para mejorar entre todos, porque todos somos compañeros de viaje, todos somos parte de la misma tripulación y deberíamos de remar en la misma dirección. No hemos de tener miedo a los resultados de la democracia, ni siquiera a los peores. Siempre se recuerda el caso de que Hitler llegó al poder gracias a los que le votaron, pero no podemos afirmar que los votantes de Hitler fueran los culpables de las atrocidades del nazismo. Ejercieron su derecho al voto y votaron por conseguir una Alemania mejor, el resto lo hizo Hitler y sus secuaces. Al igual que el triunfo del Brexit, el problema no es que los ciudadanos votaran a favor o en contra de la pertenencia en la Unión Europea, sino que David Cameron convocó el referéndum.
En estas elecciones municipales y autonómicas del 28-M, la derecha ha arrasado, los votantes tampoco se han equivocado y han votado al PP y a Vox porque han querido, porque han confiado más en las promesas de la derecha o simplemente por cansancio o decepción de la izquierda. Está claro que existen dos Españas: la que vota en Catalunya y Euskadi, y otra en el resto de España. Mientras los principios de la derecha nacional les cuesta conseguir votos en Euskadi y Catalunya, en el resto arrasan. A un cierto número de votantes, que no se equivocan, les preocupa más la supuesta unidad de España, la oposición a los partidos independentistas, el terrorismo de ETA aunque esté o la visceralidad en contra de partidos como Podemos.
Mientras otros votantes en este 28-M, tampoco se equivocan, votan por los partidos progresistas. Reconocen todos los logros que ha conseguido el Gobierno de coalición: Presupuestos Generales históricos, subida del salario mínimo o subida y mejora de las pensiones, ley del aborto, ley de la eutanasia, ley de familias, ley de vivienda, ley trans y LGTBI, ley de «solo sí es sí»… Sin olvidar la mejora de la economía, el reparto de los fondos para cubrir gastos del coronavirus, la reducción del paro, la bajada del IPC, la excepción ibérica que pudo poner un tope al precio del gas, … Pero, todo esto no importa para algunos votantes, que están convencidos de que la unidad de España está en peligro, que el gobierno es ilegítimo y que la derecha lo puede hacer mejor. Quizás estos no estén equivocados, pero los que se han quedado en su casa sin votar, van a tener que esperar a las próximas elecciones para salir de su error…