Todos somos Paris.

Todos somos ParisParis, noche del viernes 13 de noviembre, nueve terroristas del Estado Islámico  perpetran una serie de ataques coordinados en diferentes puntos de la capital francesa: en la sala de conciertos Bataclan, en el entorno de Saint-Denis, donde disputaban un amistoso Francia y Alemania, matando a 130 personas y más de 180 heridos. Es la segunda mayor masacre en Europa, solo superada por el 11-M en Madrid. El grupo terrorista Estado Islámico ha reivindicado la cadena de atentados de Paris.

En contra del terrorismo, la barbarie y la intransigencia y en contra también de la islamofobia, porque no por tener una apariencia y religión diferente se es terrorista. Los sentimientos anti-musulmanes aumentan entre los ciudadanos, pero la mayoría de los europeos sabemos poco o nada sobre las verdaderas enseñanzas del Islam. No podemos meter a todos en organizaciones islámicas de tendencias extremistas. El odio a una religión y el prejuicio contra seres humanos por ser creyentes o miembros de una cultura diferente es un craso error, porque vivimos en una sociedad multicultural, todo esto es contrario al valor de la convivencia basada en la libertad religiosa y en la tolerancia que radican en la Resolución del Parlamento Europeo, de 17 de abril de 2014, sobre la política exterior de la UE en un mundo de diferencias religiosas y culturales.

Cada día se perpetran atentados terroristas provocados por el Estado Islámico, Boko Haram o Al Qaeda en países de mayoría musulmana y  contra los propios musulmanes. Terrorismo asociado con el conflicto palestino-israelí o los nacionalismos árabes, que nos parece que está muy lejos de nosotros. Pero, parece que cuando afecta a ciudadanos o países occidentales no preocupa un poco más. Aún siendo el mismo terrorismo.

El terrorismo puede ser una forma de reivindicación entre los excluidos económicos y sociales, está arraigando en sectores marginales de descendientes de inmigrantes musulmanes. El terrorismo puede ser en definitiva un fracaso de nuestro modelo de sociedad. No vale para nada cerrar fronteras, cuando el terrorista puede vivir en cualquier suburbio de nuestra ciudad, viajar con nosotros en cualquier medio de transporte o comprar al lado nuestro. El terrorismo está entre nosotros.

Debemos estar en contra de la intolerancia, de la irracionalidad, del fanatismo, la barbarie, la xenofobia y la discriminación, ya sean musulmanes, judíos, negros, gitanos, homosexuales u otras minorías. Hemos de luchar por la defensa de la libertad, la tolerancia y los Derechos Humanos. Nos pueden matar, pero no nos arrebatarán nuestros principios.

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