El Espacio Schengen es el conjunto de los territorios de los Estados europeos donde está garantizada la libre circulación de las personas y mercancías, basado en el Tratado Shengen de 1.985, que hoy está formado por 26 países y que en términos migratorios suprime las fronteras interiores de cada Estado, estableciendo una única frontera exterior.
El cierre de fronteras en varios países, debido a la oleada migratoria de refugiados sirios que está recibiendo Europa y a la incapacidad para responder de un modo unitario y coordinado a esta crisis humanitaria, dándoles asilo político y permiso de residencia. La construcción de vallas en diferentes países europeos, La decisión de Alemania de este fin de semana de suspender una parte del tráfico ferroviario y la restauración de los controles en su frontera con Austria, decisión que ha sido copiada por Holanda, Finlandia y Eslovaquia. Todo esto nos hace presagiar el fin del espacio Schengen y la pérdida de la conquista más importante alcanzada por Europa: la libre circulación de ciudadanos y mercancías dentro del espacio Schengen.
La crisis migratoria actual, es la más grave en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la desunión de la Unión Europea en el tema de los refugiados, la incapacidad de mostrar solidaridad, por el pésimo e incluso nulo funcionamiento interno de los países para abordar dicha crisis y la falta de una política común para el futuro, nos hace plantear muchas dudas sobre la libertad.
El 9 de noviembre de 1989, cayó tras 28 años de haber sido construido, el muro de Berlín, un muro que dividió Alemania y Europa. La caída del muro, significó el comienzo de la libertad de todos los europeos y con ello el fin de la guerra fría. Ahora, los europeos nos dedicamos de nuevo a poner obstáculos a la libertad. Parece que nuestros políticos piensan que las vallas, las bayonetas y las concertinas servirán para frenar la libertad, vallas para no entrar y para no salir, pero nunca frenarán a las personas que huyen de la muerte y del hambre.