Todos los muertos son iguales.
Todos los muertos son iguales, merecen el mismo respeto, sean muertes por terrorismo o por una guerra son igual de graves, da igual que las víctimas sean negras, blancas, cristianas o musulmanas. Todas las víctimas del terrorismo o de una guerra son igualmente inocentes, sean del bando que sean. Toda respuesta que lleve a la violencia, al fanatismo y al odio, está condenada al fracaso. Sea el terrorismo o las intervenciones militares. Cualquier violencia incrementa el odio, bien por grupos terroristas con jóvenes desesperados y fanatizados o con la guerra y la intención de solucionar los problemas con bombas. Mientras los gobiernos de Israel y Palestina no reflexionen para tomar conciencia de lo que está pasando, rectificar errores y sentar bases que conduzcan a una política de respeto y de diálogo, no habrá solución. Sin tolerancia y sin respeto a un pueblo oprimido, la diversidad cultural y religiosa como camino para la…