Terrorismo «low cost».

Low cost (bajo coste) en vuelos, en productos, en peluquería y ahora en terrorismo. Un atropello intencionado en las calles de Estocolmo, la capital de Suecia, en el que han muerto cuatro personas y quince heridos. De nuevo, un camión que había sido robado por una persona enmascarada, aprovechando que el conductor estaba descargando mercancía. Niza, Berlín, Londres y Estocolmo han sufrido ataques terroristas mortales cometidos con un vehículo en diez meses, un hombre de 39 años de nacionalidad uzbeka, es el autor del ataque.

El terrorismo «low cost» se está imponiendo, no hace falta grandes infraestructuras, ni comandos organizados, ni medios sofisticados, solo con un vehículo invistiendo a una multitud. El terrorismo de «low cost», ha conseguido que la gente tenga miedo, que los ciudadanos se queden en sus casas, eviten el centro de las ciudades y las multitudes. Terrorismo yihadista de «low cost» con miembros radicalizados, más o menos improvisados, pero siempre dispuestos a morir en trágicos atentados. Un terrorismo «low cost»  minimalista, que es más difícil de combatir porque apenas ofrece rastros, porque cada vez tiene menos conexiones.

A los terroristas no les preocupa el número de muertes, su objetivo es crear el terror y el miedo. La probabilidad de sufrir daño a través del terrorismo es muy remota, pero se ha creado una psicosis de que el terrorismo puede estar en cualquier sitio. Todo el mundo tiene miedo a sufrir daño. Hoy los terroristas pueden actuar en cualquier lugar y en cualquier momento, y con cualquier tipo de arma.

Nuestra única respuesta como sociedad, es no cambiar nuestra normalidad, perder el miedo y demostrar a los terroristas que unos pocos no podrán cambiar a todos nosotros. Que no haya muertes por terrorismo es como aspirar a que no haya muertos en accidentes de circulación, en deportes extremos o en trabajos de riesgo, y todos nos subimos en un vehículo, hacemos deporte o tenemos que trabajar con ciertos riesgos. Nada de eso nos hace cambiar nuestra vida normal, ni tenemos que dejar que el terrorismo nos cambie.

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