Desestimar al Congreso de Diputados, es mostrar poca estimación hacia la representación de la soberanía del pueblo español. Como dice el Artículo 66.1 de la Constitución Española: «Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado». En las Cortes Generales está la representación de todos los partidos políticos que hemos votado el pasado 23 de julio de 2023, por lo tanto están las distintas sensibilidades políticas, ideológicas y nacionales. Cuando el líder de Vox, Santiago Abascal, en el debate de investidura de Pedro Sánchez habla del “fin de la democracia y la abolición del Estado de derecho” y que Pedro Sánchez “prepara un golpe de Estado en connivencia con los separatistas”. Que Sánchez «el único asiento que usted merece es el del banquillo de los acusados por atacar la Constitución» y de acusarlo de intentar ser presidente del Gobierno «de la misma manera que llegaron al poder personajes nefastos como Hugo Chávez, Maduro o Hitler«.
La intervención de Abascal llevó a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, a llamarle al orden. Pidiendo a Abascal que retirara las palabra sobre el golpe de Estado porque ningún diputado puede “ir en contra de los propios cimientos de la democracia” teniendo la palabra en la Cámara. Y, Abascal respondió: “Tengo todo el derecho a decir que estamos frente a un golpe de Estado. Y si lo borran del diario de sesiones sólo estarán dándonos la razón. Ya ni los diputados tienen libertad de expresión en la tribuna” Sin ningún respeto por la «representación de la soberanía nacional«. Y, abandonando todos los diputados de Vox el hemiciclo del Congreso de los Diputados al acabar la intervención de Abascal y cuando le correspondía el turno de réplica del candidato del PSOE a la investidura, Pedro Sánchez. Con el comentario de Abascal de «Ahora puede usted lanzar a sus embustes a quien quiera escucharle, que nosotros nos iremos junto al pueblo español»
En realidad, las palabras nunca desaparecen del Diario de Sesiones, sino que se recogen entre corchetes y con una nota a pie de página remarcando que son palabras retiradas por la presidencia. Pero, la extrema derecha ha cumplido su objetivo ejercer la libertad de expresión para lanzar bulos, acusaciones y mentiras que todos los españoles podrán ver, escuchar y leer. No es la primera vez que la extrema derecha desestima al Congreso de los Diputados, como por ejemplo el 19 de septiembre, cuando fue el estreno oficial del catalán, el euskera y el gallego en el Congreso de los Diputados como lenguas cooficiales y nada más arrancar la primera intervención, los diputados de Vox acabaron por abandonar todos sus escaños, depositando las «petacas» de traducción en el escaño de Sánchez.
En una democracia se debe respetar la decisión de los ciudadanos en las urnas. Y, las Cortes Generales son el resultado del voto ejercido libremente. Nadie tiene derecho a cambiar la voluntad del pueblo, ni tampoco a desestimar y a poner en duda su distribución de escaños, porque es la plasmación de una España plural y diversa: desde la izquierda a la derecha, de los nacionalismos a la extrema derecha, reconociendo que tiene diferentes lenguas y culturas… Todas sus señorías han sido votados y todos tienen el respaldo de los votos, por lo tanto, es la decisión de los españoles y españolas que han votado. Desestimar al Congreso de Diputados, a las Instituciones en general, es desestimar la democracia y faltar el respeto a todos los que creemos en ella. Si la ultraderecha no cree en la democracia, que no se presenten a las elecciones y se queden en la calle. Aunque, quizás de esa manera no recibiría Vox las subvenciones de gastos electorales, más la cantidad obtenida por cada voto válido. Con sus 33 diputados han recibido 698.511 euros, a lo que hay que sumar los 0,81 euros por cada voto conseguido en el Congreso y 0,31 en el Senado. Aparte, de la remuneración institucional en gobiernos autónomos y ayuntamientos. Más respeto a la democracia, señores de la ultraderecha.