Suben los precios de las materias primas y de la energía. Por lo tanto, sube el IPC y se entiende que deberían subir los salarios y las pensiones. Si los precios no crecen de forma acorde a los salarios y pensiones, se pierde poder adquisitivo. Pero, si suben los salarios suben los costes de producción, por lo tanto suben los precios de nuevo, por lo tanto sube el IPC, y nos encontramos con una espiral inflacionaria. Estamos acostumbrados a que los trabajadores son los que pagan las consecuencias, porque los empresarios no están dispuestos a perder sus beneficios.
La cuestión es que alguien tiene que perder. La patronal bloquea las revisiones salariales de los convenios, no está dispuesta a subir los salarios con el IPC. Aunque el traslado de los costes a los precios finales es una realidad, donde el Estado no interviene directamente en el mercado. Pero, todo está más caro y tenemos menos dinero, perdiendo así nuestro poder adquisitivo. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda del Gobierno de España presiona a su propio gobierno y a todos los agentes sociales en liza a subir el SMI y anima sin complejos a las movilizaciones sindicales en un contexto de negociación salarial.
La inflación es un proceso de elevación continuada de los precios, o lo que es lo mismo, un descenso continuado del valor del dinero. El dinero pierde valor cuando con el no se puede comprar la misma cantidad de bienes que con anterioridad. La derecha, la patronal y sus espacios mediáticos asustan a los ciudadanos de que la subida de salarios no será buena y que aumentará la espiral inflacionista. Pero, no dicen nada de los márgenes empresariales que hacen perder poder adquisitivo a los trabajadores. Los sindicatos avisan de las movilizaciones y se espera un otoño caliente. El gobierno solo puede actualizar el Salario Mínimo Interprofesional, las pensiones o, los sueldos de los funcionarios públicos, subiéndolos en la medida en que fije sus previsiones de crecimiento de la inflación. Pero, falta los incrementos salariales pactados en negociación colectiva, que solo dependen de la patronal.
La patronal mantiene que la crisis ha deteriorado su nivel de negocios de las empresas y han visto reducidos sus márgenes de beneficios. Pero, eso no es del todo cierto. Las empresas prefieren despedir trabajadores o no subir los salarios a bajar rentabilidad. Los ciudadanos deben de entender el mensaje, si prefieren votar a unos partidos que defiendan sus intereses o votar a una derecha que solo nos vende más prosperidad económica relacionada con los beneficios de las empresas…