Saludo fascista en las calles.

La protesta ciudadana cuando adquiere la categoría de acto vandálico se convierte en un abuso ideológico del espacio público. Las concentraciones de varios miles de personas jóvenes con saludo fascista, cantando el «Cara al sol» y con actos vandálicos durante nueve días consecutivos, ante la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, no son solo una  protesta contra la amnistía, sino un intento de dar visibilidad pública del franquismo y en contra de la democracia. Son un intento de eliminar de la memoria colectiva que en la democracia son los ciudadanos los que participan en la toma de decisiones públicas, que el monopolio de la participación y las decisiones públicas es de los partidos políticos. Y, que son las instituciones democráticas las que permiten delimitar los derechos así como sus correspondientes deberes, en cada uno de los componentes de la sociedad. Cuando la derecha transmite la desconfianza en  las instituciones democráticas y en las políticas generadas como pilar de la democracia, están intentando deteriorar la democracia.

Según nuestra Constitución, el poder del Estado reside en el pueblo español y el sistema político español se basa en la división de los tres poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El poder ejecutivo del Estado español es asumido por el Gobierno, el poder legislativo del Estado corresponde a las Cortes Generales, formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Y, la justicia que emana del pueblo y se administra por los jueces y magistrados, integrantes del poder judicial. además de los tres poderes, hay una monarquía parlamentaria en la figura del rey, que es el Jefe del Estado que no gobierna pero que es símbolo de unidad y permanencia, arbitrando y moderando. Otras instituciones del Estado son el Tribunal Constitucional, la Administración local y autonómica, las Fuerzas Armadas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, los partidos políticos y los sindicatos. Atacar a las instituciones democráticas es no respetar el voto de los ciudadanos y por lo tanto su decisión.

Se ataca a Pedro Sánchez como presidente en funciones. Se ataca al Jefe del Estado por proponer a Pedro Sánchez como candidato a presidente del gobierno y no convocar elecciones. Se le llama «Felpudo VI» al rey, por su supuesta firma de la ley de amnistía. Feijóo acusa a Sánchez de “fraude electoral” por preparar una amnistía que negó hasta el 23-J. Se habla de la «dictadura de Sánchez«. Se critica que el legislativo esté dominado con la «alianza frankenstein». Que Sánchez «ha vendido España para comprar su investidura«. Que los nacionalismos «nos llevan a la Edad Media» y a la «balcanización» de España». Pero, sin embargo Pedro Sánchez cuenta con 179 votos a favor de su investidura. Y, en la democracia española el que gobierna no es el que gana las elecciones, sino el que obtiene más apoyos en la investidura. Negar esto, es negar la democracia, es engañar a los españoles. No se puede vender la idea de unas nuevas elecciones y volver a votar el 14 de enero, porque según la derecha los electores no votaron por la amnistía ni el referéndum. Es decir, ¿ hay que votar hasta que la derecha obtenga la mayoría parlamentaria? O, la solución ¿es buscar un cambio político donde quepa el saludo fascista?

Una derecha que pretende embrollar a la gente, que no ama la libertad ni las libertades, que creen estar legitimados para considerar enemigos a quienes proponen cambiar la sociedad. Mintiendo y manipulando por sistema en su propio beneficio. Donde prevalece el radicalismo, el mantenimiento de la ley y el orden, la protección de valores, la unidad de la patria, todo con un corte machista, xenófobo y racista, con una inclinación populista y en algunos grupúsculos ciertamente violenta. Donde las nuevas generaciones conocen el fascismo a través de internet y de las redes sociales, donde hay un blanqueamiento de ideas fascistas y conocen sus mentiras y difamaciones. Estos cachorros de la extrema derecha y la derecha extrema son los que cantan el Cara al sol, los del saludo franquista y los vivas a Franco. Donde sus argumentos no se construyen con ideas, sino a base de mentiras e insensateces. La juventud mejor formada cae en los brazos de esa derecha donde encuentran metas simples, contenidos sencillos y respuestas «rápidas» para los problemas. Por eso es tan atractivo para los jóvenes, comienzan en grupos ultras en los estadios de fútbol, ven videos y siguen a blogueros e influencers y acaban profiriendo cánticos fascistas y nazis, encarándose con la Policía y provocando disturbios. Estos jóvenes neofascistas quizás no han leído jamás el programa de su partido, quizás no sepan lo que significa la amnistía, ni quien es Puigdemont, ni siquiera el por qué insultan a Sánchez, pero están dispuestos a ser violentos.

Esta sociedad está en peligro cuando los cachorros de la extrema derecha coquetean con el fascismo en organizaciones cuasi militares que hacen respetar, difundir y acatan las órdenes de sus líderes sin preguntas. Con símbolos franquistas o nazis, protagonizando el saludo fascista o vitoreando a Franco o a Hitler, enarbolando banderas franquistas, recortando el escudo de la bandera nacional por el centro para mostrar visualmente su frontal oposición al Ejecutivo. Jóvenes adoctrinados, racistas, machistas que quieren imponer por la vía de la fuerza a los demás sus ideas o sus falta de ideas. Tan peligrosos como la semilla del radicalismo catalán que caló en la juventud y que encontraron el caldo de cultivo en el independentismo más visceral. Porque al final cuanto más se alejan del centro dos posturas contrapuestas más cosas empiezan a compartir y más se parecen, cuanto más se polariza y radicaliza el pensamiento, más se acercan los dos opuestos. Quizás deberían reflexionar los partidos políticos y no esparcir tanto odio, que empieza con el saludo fascista y no sabes cómo puede acabar…

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