Hoy 6 de enero, día de los Reyes Magos, día de la ilusión para niños y mayores, un día de regalar a los que tienen de todo y donde muchos más se quedan sin ilusión y sin regalos. Un día en que se promueve una imagen idealista de la monarquía y del consumismo, con el pretexto del nacimiento de Jesús. Un día en que la noche anterior, muchos niños y niñas. se acuestan dejando agua para los camellos y duermen nerviosos esperando que aparezcan los Reyes Magos cargados de regalos. Celebrar un día de la ilusión como el día de Reyes, también conocido como la Epifanía, tiene sus raíces en los primeros siglos del cristianismo y ha ido evolucionado de una festividad puramente religiosa que era un recordatorio de la humildad del hijo de Dios, a un evento más popular, donde parece que lo importante es regalar y regalar, cuanto más caro mejor.
Nuestra sociedad consumista se ha empeñado en crear la ilusión de la entrega de los regalos de Navidad en una sola noche, sea el protagonista Papa Noel o los Reyes Magos. Pero, lo gracioso es que esta sociedad ha encontrado la respuesta a ¿ quién nos trae los regalos ? ¿ Papá Noel o los Reyes Magos ? Los dos. Un acuerdo tácito para regalar el día de Navidad y el día de Reyes, sin olvidar los que ya comienzan en el Black Friday. Lo importante es regalar, lo importante es consumir. Los niños y niñas reciben muchas veces juguetes que realmente no valoran, que no son adecuados para su edad, que son estereotipados y sexistas. Y, qué decir de los mayores, que envían un enlace de internet para señalar sus preferencias o se les regala una tontería, simplemente por cumplir o porque no se quiere gastar más dinero.
La ilusión de regalar, se convierte en una obligación, que muchas veces, supone un desembolso económico que muchas familias no pueden soportar, lo que supone un endeudamiento. Y, por supuesto, un beneficio económico para bancos, financieras y grandes almacenes, donde la financiación se paga con tarjetas revolving o prestamos al consumo, con altos intereses y falta de claridad en las condiciones. La ilusión es un gran negocio para muchos y para la mayoría de consumidores una «cuesta» de varios meses, teniendo que pagar en cómodos plazos sus compras navideñas.
Además, está la cuestión moral, el engaño que supone la entrega de los regalos de Navidad, sea por Papá Noel o por los Reyes Magos, porque no es un reparto equitativo a todos los niños y niñas del mundo. Si los padres tienen dinero, los hijos recibirán regalos, si los padres no tienen dinero, sus hijos e hijas se quedarán sin nada. Es así, de sencillo y de cruel, regalar a los que tienen de todo y que otros se queden esperando un regalo de beneficencia o simplemente conformarse con «otro año será». De todos modos, es un poco cruel quitar la ilusión, en una sociedad donde todo se basa en la publicidad, en los medios, en las redes sociales, donde nuestros hijos tienen abiertos sus ojos al consumismo y que es difícil explicarles y que comprendan, que no es cuestión de ilusión sino de neoliberalismo, de capitalismo y de consumismo. Los padres y la familia en general, somos los responsables de nuestro poder de compra y de las consecuencias sociales y ambientales del consumo.
Si queremos una sociedad más justa, hemos de buscar un consumo responsable. Cuando compramos tenemos que pensar en que su fabricación y distribución se paguen precios justos, en promover condiciones dignas de trabajo, en cuidar el medio ambiente. en comprar en el comercio de cercanía. Pensar en que no puede haber fechas donde se compra más de lo que se necesita, un consumo sin sentido, con el único pretexto de consumir por consumir. No se puede regalar a los que tienen de todo, mientras miramos hacia otro lado, para no ver a los que no tienen nada.