Rechazar la violencia, es no justificar, es no utilizar, es no atacar contra el otro. Es llegar a un consenso para repudiar la violencia venga de donde venga. Muchas veces el efecto de no llegar a un entendimiento es la violencia, pero una cosa es el enfrentamiento político y otra muy diferente es buscar la violencia para atacar la democracia y los derechos ciudadanos. Los políticos deben ser los primeros que rechacen la violencia y no justifiquen a los responsables, no debe haber condescendencia, ni intentar obtener réditos políticos, simplemente hay que repudiarla. Rechazar la violencia debe hacerse en conjunto con el rival, porque puedes pensar diferente pero la violencia nunca será un método para obtener nuestros propósitos ni los de ellos.
El catalanismo siempre ha tenido una actitud pacifica, se podrá estar de acuerdo o no con sus pretensiones, pero siempre han logrado sus reivindicaciones con civismo. Eso no significa que haya personas xenófobas y supremacistas que puedan pensar que la violencia pueda ser una forma para obtener sus fines. Eso no convierte a todos los independentistas en violentos, ni mucho menos. Si existe una parte minoritaria que apoyan la violencia, sea con el nombre de Arran o con el anonimato de los CDR habrá que condenarla y no buscar excusas para justificarla. Pero, no se debe utilizar el terrorismo, como un concepto banal, porque en Catalunya no hay terrorismo. Una cosa es pasar de unas gamberradas con pretensiones ideológicas a intentar supuestamente, perpetrar unos actos terroristas de una minoría, lo que no convierte a todos los nacionalistas catalanes en supuestos terroristas.
La detención de 7 CDR, detenidos esta semana, acusados de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos, no demuestra que exista terrorismo en Catalunya, ni que se deba comparar con el terrorismo de ETA. La Justicia dictaminará su culpabilidad o inocencia, los políticos deben de rechazar y no justificar la violencia. Se pueden lanzar los mensajes y tesis que se quieran, pero de momento solo hace falta prudencia, principalmente por parte de la clase política.
Discrepar de unas ideas no te confiere ninguna autoridad para utilizar la violencia para lograr unos propósitos, pero detener a 9 CDR, dos de ellos en libertad con cargos, no es suficiente para hablar de terrorismo en Catalunya ni para criminalizar a todo el independentismo catalán. La culpabilidad la demostrarán o no, la Guardia Civil, los magistrados y fiscales de la Audiencia Nacional, nosotros y los políticos debemos respetar el Estado de Derecho y rechazar la violencia. Lo demás vendrá a su tiempo…