Prejuicios raciales en la frontera de Melilla.

Los prejuicios raciales pueden ser una percepción que puede distar o aproximarse a la realidad, aunque siempre es un reflejo de cómo la discriminación, el racismo, la xenofobia y todas las formas conexas de intolerancia, constituyen graves violaciones de todos los derechos humanos. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos, nadie debería poner obstáculos a los desplazamientos forzados de poblaciones, por causas de conflictos armados, hambre o persecución. Ni dar un trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, etc., a fin de asegurar el pleno disfrute de todos los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y políticos a todo el mundo. Alrededor de 2 000 migrantes, que se encontraban en las inmediaciones del monte Gurugú, emprendieron la marcha este viernes, hacia la valla fronteriza entre Marruecos y la ciudad autónoma española de Melilla. Ha sido el primer asalto masivo desde que España cambió, en marzo, su política respecto al Sáhara Occidental, con un balance sin concretar, de más de 20 migrantes muertos y cientos de heridos.

Los estados tienen el deber de proteger y promover los derechos humanos. Marruecos es una dictadura que Europa trata como un socio privilegiado para frenar la inmigración subsahariana. Un país que no respeta los derechos del pueblo saharaui, una tierra ocupada por Marruecos en contra del criterio de la ONU. Y, que tras el acuerdo entre Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI, del pasado mes de abril, han llegado al acuerdo de un plan de autonomía para el Sáhara propuesto por Marruecos. Además, de un convenio sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia, contra el terrorismo, la trata de seres humanos e inmigración ilegal y el tráfico ilegal de estupefacientes, entre otros. Una manera velada de un acuerdo para proteger la españolidad de Ceuta, Melilla y Canarias, dando a Marruecos la responsabilidad de frenar las llegadas de inmigrantes a España.

Según Marruecos, los que han perdido la vida lo hicieron a causa de la avalancha humana o al caer de la valla, aparte de usar métodos violentos con palos y piedras. Pero, lo cierto es que se repelió a los inmigrantes con gas, pelotas de gomas y porras por parte de la policía marroquí, dejando durante horas a decenas de inmigrantes amontonados heridos o muertos. El presidente del Gobierno Pedro Sánchez el mismo viernes, desde Bruselas, aseguró que la policía marroquí se había «empleado a fondo en tratar de evitar este asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad«. Reafirmándose después del Consejo de Ministros de este sábado, diciendo que:  «Si hay un responsable de todo lo que parece que ha sucedido en la frontera son las mafias que trafican con seres humanos«.

No se puede elogiar el trato de la policía marroquí, por parte del presidente del Gobierno, sin que se exija antes transparencia y una investigación de lo que ha sucedido. Es inaceptable que la policía repela de forma tan brutal a personas que su único delito es alcanzar un mejor futuro, huyendo de la persecución y la pobreza, por unos prejuicios raciales, porque son negros y pobres. Hay una doble moral de acogimiento , si los refugiados son ucranianos o subsaharianos. El acogimiento de refugiados es un acto de justicia y de solidaridad para todos y todas, para acceder al derecho de asilo. Donde tiene que prevalecer la eliminación de los obstáculos a la ayuda humanitaria, el poner fin a las devoluciones ilegales en frontera, garantizando el acceso a los procedimientos legales establecidos y a las garantías debidas.

Las fronteras nacen de la idea de que cada estado posee su propio territorio y que las fronteras lo protegen de ser importunado por foráneos. Según esta concepción existen garantías legales para que la migración no altere su estatus y los supuestos derechos de sus ciudadanos, basados muchas veces en los prejuicios raciales, el racismo y la intolerancia, donde siempre se obvia la no discriminación y en consecuencia la igualdad. El fascismo comenzó con la idea de que solo ciertos europeos eran los verdaderos herederos de la historia de Europa, algunos siguen pensando que las fronteras preservan la democracia y que algunos inmigrantes pueden destruir los valores europeos. Lo que no saben es que las fronteras nunca impedirán el flujo de la migración y la violencia de Estado tampoco.

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  1. Andrés Marco Lou

    En Marruecos aguardan miles de subsaharianos dispuestos a cruzar la frontera, aunque la policía marroquí aleje a los grupos de inmigrantes en montes próximos, al final más pronto o más tarde intentarán cruzar la frontera española o cruzar el Mediterráneo en una patera. La entrada de inmigrantes, nunca será frenada con la represión efectuada por Marruecos o España.

    Sufrimos las consecuencias de la desigualdad, de un colonialismo que llevó al racismo, a la discriminación racial a los africanos y los afrodescendientes, los pueblos indígenas fueron víctimas del colonialismo y continúan siéndolo de sus consecuencias. Nadie quiere a los negros pobres. Si durante años existió el apartheid y el genocidio, se quiso solucionar con la descolonización y la independencia de los países africanos, pero sin erradicar la desigualdad y los enfrentamientos bélicos. Nadie se ha querido hacer responsable de todos los indecibles males y sufrimientos causados a los africanos, solo dejarlos encerrados por fronteras.

    La misma realidad de la América del Norte y todos los que huyen de los países sudamericanos buscando la ansiada prosperidad. Y, que acaban en un remolque 100 personas, donde al menos 50 estaban muertas y otras 16 heridas, en la frontera de Texas con México. Porque tampoco se puede ser sudamericano y pobre, los derechos no existen.

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