Perder el plebiscito.

Junts pel Sí ha ganado las elecciones autonómicas pero han perdido el plebiscito, han obtenido 62 diputados, quedando por debajo del 48% de los votos. Junts pel Si necesitará el apoyo de la CUP, que han declarado durante toda la campaña que «harán todo lo posible» para que Mas no sea presidente tras estos comicios,porque lo vinculan con los recortes y con la corrupción. ¿Cumplirá la CUP su promesa de campaña?

En el referéndum de Escocia del pasado mes de septiembre, el no a la secesión de Reino Unido se impuso con una clara ventaja de casi 11 puntos y unos 350.000 votos, Alex Salmond primer ministro de Escocia tras la victoria del «No» en el referéndum de independencia del Reino Unido, mostró su satisfacción por el comportamiento y participación de los escoceses y después presentó su dimisión. Un ejemplo para dos presidentes que han perdido.

Cuando se conocen los resultados de unos comicios, parece que nadie pierde y que todos ganan. El presidente del gobierno Mariano Rajoy habla de la derrota de los independentistas y Artur Mas habla de haber ganado el plebiscito secesionista con el 47% de los votos. Los dos afirman haber ganado, nadie reconoce su derrota, pero al final los dos han perdido. Rajoy debería adelantar las próximas elecciones generales, aunque no tenga aprobados los Presupuestos para 2.016.  Va a ser imposible que Artur Mas obtenga el apoyo parlamentario para facilitar la investidura  y la única solución será convocar nuevas elecciones, lo cual significaría cuatro elecciones en solo cinco años y un fracaso de la política tanto a nivel nacional como catalana.

Es momento de buscar una solución pactada, entre el gobierno de Madrid y la Generalitat de Catalunya, una solución sin tratamiento discriminatorio para el resto de España y concediendo los privilegios a los supuestos agravios planteados por el nacionalismo, como son la financiación autonómica, la regresión del autogobierno y el maltrato de la lengua y cultura catalanas.

Hace falta un pacto, un acuerdo que no llegará supuestamente  hasta después de las elecciones generales en España, cuando el PP pierda la mayoría absoluta y se plantee una reforma constitucional. Y, si no se encuentran soluciones aceptadas por las dos partes, habrá que plantearse que la política no sirve de nada y que la fractura social entre España y Catalunya no tenga solución.

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