Yo no tengo una offshore.

Yo no tengo una sociedad «offshore», no he necesitado crear aún una sociedad en ningún paraíso fiscal, para aprovecharme de las ventajas fiscales y del secretismo en un estado extranjero. Quizás es porque no tengo dinero suficiente para acumular patrimonio en una de esas sociedades y no he necesitado ocultar mi dinero, La duda que tengo, es si tuviera mucho dinero, si yo también tendría mi sociedad offshore, con mis testaferros, mis acciones, mis actividades ficticias y no lo declararía a Hacienda. Porque tener una sociedad offshore no es ilegal siempre y cuando se declare la sociedad a las autoridades fiscales del país en el que se reside. Pero ¿para qué quiero crear una offshore y pagar a Hacienda? Eso es lo que deben pensar todos los que las crean: empresas, millonarios, bancos, organizaciones criminales, traficantes de droga, políticos corruptos y evasores fiscales que utilizan estas sociedades para ocultar bajo el secreto bancario sus bienes y realizar operaciones poco éticas, al borde de la legalidad.

Los papeles de Panamá, desvelados el lunes por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación de forma conjunta con medios como El Confidencial y La Sexta. Hace un año cayó esta filtración en manos del periódico alemán Suddeutsche Zeitung, más de 2.6 terabytes de información, privada, destapandla existencia de más de 214.000 entidades «offshore» de innumerables países que utilizaron el bufete panameño Mossack Fonseca para ocultar su riqueza. La filtración es 46 veces más grande que Wikileaks (251.000 documentos), en ella hay jefes y exjefes de estado, políticos, familiares y personas cercanas a mandatarios, personalidades del deporte, del mundo de la cultura, la empresa y las finanzas, conexiones con el mundo del arte… Nadie se salva de ocultar el dinero.

Pero, lo lamentable es que dicha documentación revela unas cuatro décadas del archivo del despacho panameño Mossack Fonseca, especializado en la prestación de servicios fiduciarios a nivel internacional hasta 2015, No sabemos cuántos despachos, cuántas sociedades offshore hay en el mundo, porque el dinero oculto en paraísos fiscales no para de crecer. Debe ser lo normal si se tiene mucho dinero. En esta economía globalizada los ricos y las grandes corporaciones viajan a los paraísos fiscales buscando opacidad y evasión fiscal, pero nadie se acuerda o fueron engañados, o lo consideran normal y además legal, nadie se arrepiente o pide disculpas.

El problema no es el dinero, ni los defraudadores, es el propio sistema que permite a unos pocos enriquecerse, pedir comisiones y recalificaciones, dar concesiones a sus amigos y familiares, crear contabilidades paralelas y montar sociedades offshore. Estamos en un mundo donde casi nadie es capaz de resistir la tentación; siempre habrá algunos que cuando le den la oportunidad robarán o defraudarán. El sistema permite tener agujeros en el sistema fiscal y evadir a los paraísos fiscales, todos los países lo saben, nadie quiere poner una solución. No es cuestión de personas virtuosas,el sistema lo permite. Solo nos queda la honradez a los que no tenemos dinero…

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