No es delito de rebelión.

El delito de rebelión no es sólo declarar la independencia, tiene que ir acompañado de violencia para que lo sea. En Cataluña no ha habido rebelión, porque tiene que haber un levantamiento de carácter violento contra las personas y las cosas que no ha existido. No podemos confundir un delito de desobediencia con un delito de rebelión. Se ha querido convertir un problema político en un tema jurídico.

Lo ocurrido en Catalunya no es una rebelión, ni por supuesto un golpe de Estado como el 23-F, con el Congreso secuestrado y los tanques en las calles de Valencia. La violencia ocurrida en septiembre, en el cerco a la consejería de Economía de la Generalitat, en un registro por una comisión judicial: el tumulto que reunió a miles de personas impidiendo la salida de la Guardia Civil, el destrozar tres coches de la Guardia Civil, no son motivos para imputar delito de rebelión. 

Ni todo es terrorismo, ni todo es rebelión, hemos de tener cuidado con el uso de las palabras. Ni es rebelión la vulneración del ordenamiento jurídico, en las actuaciones del Parlamento y el Gobierno de la Generalitat; ni es terrorismo las actuaciones de los llamados Comités en Defensa de la República en Cataluña. La solución nunca será judicial, ni dependerá que los procesados pueden ser condenados hasta a 30 años de prisión.

La prisión preventiva para los dirigentes soberanistas, que todavía se encuentran en la cárcel, no ayuda a recuperar el clima de diálogo social, ni el tratamiento judicial servirá para encontrar soluciones políticas. Nos olvidamos que los presos en prisión preventiva, están en la cárcel, pero mientras no estén condenados no están inhabilitados políticamente y que los políticos fugados deben ser juzgados por desobedecer al poder legítimamente constituido, pero si no hay violencia no hay delito de rebelión.

Por encima del Tribunal Supremo está el Tribunal Constitucional y después, en su caso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Al final, los líderes independentistas tendrán un juicio justo y se habrá perdido el tiempo. Los juicios, al final, no habrán solucionado el problema.Pero,la política habrá perdido su oportunidad y nosotros también…

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  1. La Justicia alemana deja libre a Carles Puigdemont y descarta el delito de rebelión al no ver «violencia» en el «procés». El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, ha centrado toda la instrucción del proceso soberanista en la rebelión, mientras que la Justicia alemana no aprecia que en el proceso soberanista catalán se haya ejercido «violencia» o «amenaza de violencia» suficiente para la imputación del delito de rebelión de acuerdo con el Código Penal alemán.No es que la Justicia belga y alemana tenga manía a la Justicia española, puede ser, simplemente que no sea delito de rebelión…

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