El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, propone que gobierne la lista más votada. Como garantía de mayor estabilidad, más transparente, más justa democrática, solo en ayuntamientos. Pero así, quiere obligar al PSOE a permitir gobernar a la lista más votada sin que sume mayoría para ello, frente a la representación proporcional y así tratar de evitar las coaliciones en las elecciones autonómicas y generales, como el del Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos. Con la idea de que la mayoría de los ciudadanos no puede estar sujeta a la «tiranía de las minorías políticas». Según el PP, eso permitiría que los ciudadanos supieran el mismo día de las elecciones por quién serán gobernados, es decir, que las listas más votadas sean las que gobiernen. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicada en mayo de 2022, relativo a la propuesta para que gobierne la lista más votada en unas elecciones. El 70,1% de los consultados está a favor de esta medida frente al 24,3%. Es decir, el PP se «aprovecha» de que una inmensa mayoría esté a favor de dicha medida.
En España, el principio de elección está basado en la asignación de cargos de representación popular tomando como base el porcentaje de votos obtenidos por un partido político en una determinada circunscripción. El objetivo de este principio es proteger la expresión electoral cuantitativa de las minorías políticas y garantizar su participación, según su representatividad. Esto acabaría con los pactos de despacho con las minorías. Creando una costumbre de respetar a la candidatura más votada, primero para el gobierno de los ayuntamientos; segundo abriendo un proceso de diálogo con las comunidades autónomas para que se imponga el mismo criterio a nivel regional, al no tener el Estado competencia directa en esta materia. Y, finalmente en las elecciones generales, garantizando las opciones de gobierno a la lista más votada. Se abre la posibilidad de que de no existir mayoría absoluta, ni una distancia amplia, se pueda introducir un sistema de doble vuelta.
Este sistema refuerza el bipartidismo y que gobierne un espectro político contrario al que ha salido en las urnas, solo por lograr apoyos suficientes de otros partidos en minoría. Es decir, cuando en unas elecciones ninguno de los candidatos supera un determinado porcentaje de los votos, por lo general la mayoría absoluta, se realiza una segunda vuelta para decidir entre los dos primeros candidatos. Lo que «obliga» a los que han votado a las minorías, a votar a una de las dos opciones.
La representación proporcional es un sistema de representación electoral más justo. Los grupos políticos reciben escaños en proporción a su fuerza electoral y, en consecuencia ninguna fuerza política monopoliza la representación, ya que no se excluye a ninguna de la misma. Tienen el mismo derecho los ciudadanos que votan a partidos minoritarios a ser parte de la decisión de escoger un gobierno, si no ha alcanzado una mayoría ningún partido. La crítica más habitual es que aumenta la fragmentación del sistema político dando lugar en algunos casos a inestabilidad política. Lo que abriría también si es más adecuado el sistema de listas abiertas o cerradas, que separa también al votante del elegido, confiriendo al partido político un papel primordial en las selección de sus candidatos. El PP si no logra la mayoría absoluta sabe que tiene que gobernar con el apoyo de Vox y por eso quiere este sistema de lista más votada. No a un sistema de mayoría, que en su día también lo hizo el PSOE, que solo despliega las cualidades de los partidos dominantes que tienen una concepción de una democracia sin respeto a las minorías. ¡No a la lista más votada!