Los cortesanos del rey emérito.

Todo rey tiene aparte de su familia real, un grupo de allegados y cortesanos que asumen su papel de súbditos, más cercanos a un pensamiento dinástico medieval, que no al de una monarquía constitucional parlamentaria de la actualidad. Una corte que ha rodeado al rey Juan Carlos, que al igual que en el cuento de Hans Christian Andersen, en El traje nuevo del emperador, alabaron, aplaudieron y comentaron lo extraordinario de su tela, a pesar de todas las evidencias que se apreciaban, el rey iba desnudo. El rey Juan Carlos durante 39 años y siete meses, se miraba ante el espejo y se llegó a creer que llevaba su traje. Pensó que tenía el amor y respeto de sus súbditos y que eso le permitía tener la patente de corso para convertirse en un comisionista internacional y en un defraudador nacional, gracias a su inviolabilidad. Actuando con total impunidad, como si estuviese apoyado y protegido por el principio de sucesión seminal y casi divino, de ser rey de todos los españoles.

Durante años, se ha transigido y callado demasiadas cosas del rey Juan Carlos, tanto políticos de izquierdas como de derechas, monárquicos o republicanos, periodistas y empresarios, que han avalado durante décadas, su papel en la transición a la democracia, tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, su postura de rechazo en el intento de golpe de estado del 23-F y su labor en la escena internacional. Consiguió durante su jefatura, el favor de la clase política y de gran parte de la población, considerándose «juancarlistas» más que monárquicos. En 2014 Juan Carlos I, abdicó en favor de su hijo Felipe, desde entonces Felipe VI. Su legado político y popularidad han quedado empañados en los últimos años como consecuencia de diversos escándalos personales, familiares e investigaciones de sus finanzas. Pero, aún así muchos han seguido alabando su labor y la tela de su traje, aunque el rey estaba desnudo, pero no sin dinero.

Siempre ha tenido sus cortesanos que han mirado para otro lado, respecto a su vida privada y a sus negocios. Juan Carlos I estuvo siempre al margen de las críticas y del escrutinio de los medios de comunicación y de los partidos políticos en general. Con la abdicación perdió la inmunidad legal que tenía como jefe del Estado y el 3 de agosto de 2020 el rey emérito comunicó a su hijo su decisión de irse de España. Se abrió la puerta entonces a investigaciones de sus conductas impropias, de las cuales ha sido totalmente exonerado, bien por su condición de inviolabilidad, por haber regulado con Hacienda sus deudas y por el paso del tiempo. Después de casi dos años de ausencia, regresa Juan Carlos a una regatas en Sanxenxo (Pontevedra) y una posterior reunión familiar en Madrid.

El regreso del rey emérito a España retransmitido en directo por una prensa cortesana, con un Puerto deportivo de Sanxenxo, repleto de monárquicos vitoreando y aplaudiendo a Juan Carlos. Que se olvidan de que es un corrupto, de  que ha decidido establecerse en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), un Estado autocrático que ejerce la violencia machista institucional y que su mayor preocupación es asistir a unas regatas. Y, todo fletando un avión privado por 97.000 euros y de endosar al presupuesto público los gastos de seguridad de su viaje, para que sus amigos cortesanos le alaben la tela de su traje. El rey está desnudo y sin vergüenza…

Deja una respuesta