Las vacunas protegen y salvan vidas.

Las vacunas representan uno de los mayores progresos de la Humanidad contra las enfermedades. La disponibilidad de vacunas y antibióticos, sin desdeñar otros avances médicos y sociales, han hecho caer los índices de mortalidad, sobre todo en los países desarrollados. En definitiva, sobrevivir a enfermedades ahora banales, que no hace tanto tiempo, fueron mortales. Sin embargo, la vacunación es motivo de alguna controversia y de desconfianza, donde los beneficios de la vacunación se ponen en duda, mucho más contra lucha contra esta pandemia del Covid-19. Hoy comienza el proceso de vacunación en España contra la llegada de las primeras dosis de la vacuna fabricada por Pfizer-BioNTech y la progresiva llegada de otras vacunas que están en fases clínicas.

Los que ponen en duda la seguridad, calidad y eficacia de dicha vacuna, están jugando con la salud de todos y todas. Se ha conseguido gracias a las inversiones millonarias públicas y privadas, la dedicación de científicos, la coordinación, la colaboración de voluntarios de ensayos, todo ello en un tiempo récord como única solución contra esta pandemia. No se puede argumentar que los riesgos asociados a la vacunación son mayores que los propios de contraer la infección, porque eso es hacer demagogia. La única certeza que tenemos son los datos de contagio y mortalidad del coronavirus, aunque podamos desconocer la protección y potenciales efectos adversos de la nueva vacuna. Vacunarse es un acto de responsabilidad personal y social, para poder alcanzar la inmunidad de grupo o de rebaño, es decir, conseguir la protección ante la infección, de un elevado porcentaje de individuos inmunes a la misma.

Ser vacunado o no puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Las vacunas no solo nos protegen a nosotros mismos sino que evitan que el patógeno se extienda entre la población, evitan las epidemia. Con la vacunación se protege a la comunidad. Quizás no hay ninguna vacuna perfecta, que pueden provocar efectos secundarios, pero siempre las vacunas son más seguras que la propia enfermedad de la que protegen. Las vacunas funcionan en general, la vacuna contra el coronavirus de Pfizer-BioNTech, basada en ARN mensajero y otras como la de Moderna, utiliza también la tecnología de ARN mensajero combinado con el código genético del virus, tendremos que confiar y esperar a sus resultados. Pero, es la única opción que tenemos, aparte de continuar con las medidas como la higiene, el uso de mascarillas o el distanciamiento físico.

Gracias a las vacunas se han controlado y prevenido muchas enfermedades, las vacunas han transformado la vida de las personas y de la sociedad. Aunque siguen siendo deficitarias en lo que llamamos el Tercer Mundo, donde la falta de vacunas esenciales es uno de los grandes problemas de la inmunización de enfermedades, consideradas veniales en el Primer Mundo. Mientras que unos pocos laboratorios, desarrollen las vacunas, los estados tienen pocas alternativas para sustituir al proveedor y tienen que adaptarse a sus condiciones. Lo que representa un hándicap añadido a los países pobres, un desabastecimiento por cuestiones económicas, prevaleciendo el negocio de las empresas farmacéuticas a la salud de las personas. Porque la inmunización es una obligación para todo el mundo, no solo para los países ricos.

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