En España, el presidente Zapatero no dimitió después de incumplir sus promesas electorales y poner en marcha el plan de austeridad en mayo de 2010. El primer ministro griego Alexis Tsipras presentó ayer la dimisión, habrá elecciones anticipadas, después de alcanzar un acuerdo para el tercer “rescate” financiero con la Troika. Tiene pocas opciones para seguir gobernando en minoría parlamentaria, no puede emprender las reformas de recortar pensiones, subir impuestos y comenzar un plan de privatizaciones. No ha cumplido sus promesas, solo le queda dimitir y someter la gestión de su Gobierno a la urnas, como salida ética y si sale escogido de nuevo para sentirse refrendado por los votos. Dimitir es una decisión valiente, no lo hicieron los gobiernos anteriores de Grecia cuando aceptaron los dos rescates anteriores.
Dimitir no solo por causas de fuerza mayor, dimitir por comportamientos poco éticos, por errores en su gestión.y por promesas no cumplidas. Los políticos prometen cosas que quizás ya saben que no pueden cumplir, pero las promesas son para cumplirlas. Rajoy también prometió no subir impuestos, no meter la tijera ni en educación ni en sanidad, no abaratar los despidos, disminuir el paro… Prometió, no cumplió y por suspuesto tampoco dimitió.
Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro, el gobierno español critica que Tsipras ha llevado a Grecia a una situación crítica al intentar rebelarse contra las políticas de ajuste europeas, aprovechan para hacer críticas contra Podemos, al asociarlo con Syriza, el corralito y el sufrimiento de la población griega. Sin embargo, hacemos una sesión en el Congreso de los Diputados para avalar la participación española en el tercer rescate a Grecia, por un importe de 10.500 millones de euros. Pero, el rescate bancario español de 100.000 millones no pasó por el Parlamento.
España no es Grecia, pero necesitamos un gobierno que se preocupe más de sus ciudadadanos que de sus banqueros,debemos dejar de ser comparsas de Alemania y luchar contra la sumisión y la política de recortes. Tsipras prometió subir el salario mínimo, mejorar las condiciones para devolver las deudas, detener las privatizaciones, recontratar a funcionarios, dar ayudas a los pobres energéticos. Pensó en mejorar las condiciones de los ciudadanos, no pudo cumplir y dimitió. Un ejemplo para otros.
Alexis Tsipras ha vuelto a ganar las elecciones legislativas griegas, lo que le da legitimidad democrática y autoridad moral para conseguir las reformas pactadas, que significarán grandes sacrificios para los ciudadanos griegos.
Tsipras ha sometido a las urnas las decisiones claves para su país: el referéndum sobre la prórroga del segundo rescate griego que triunfó con el ‘no’ y ahora la reelección por parte de los griegos, después de la dimisión que hizo efectiva al gestionar el tercer rescate con la Unión Europea.
Tsipras ha apostado por la democracia y ha ganado, lo que le convierte en una persona que hay que admirar y respetar. Otra cosa será si puede y le dejan hacer todas las reformas…