La regularización fiscal del rey emérito.

La regularización fiscal es un proceso que permite al contribuyente que no cumple con la ley, poder llevar a cabo, las acciones necesarias para legalizar su situación con la Administración Tributaria. Una regularización fiscal puede realizarse de dos modos: voluntaria u obligatoria. La voluntaria sería cuando un ciudadano que no ha cumplido con sus obligaciones tributarias pagan a cambio de no recibir fuertes sanciones y la obligatoria, cuando la Agencia Tributaria envía una notificación a la persona física o jurídica porque se han observado irregularidades. El rey emérito, el pasado diciembre, depositó 678.393 euros por el caso de las transferencias irregulares de un industrial mexicano y ahora ha pagado de nuevo 4,4 millones para regularizar los fondos que recibió de la Fundación Zagatka para fletar vuelos privados por todo el mundo. La llave está en el artículo 305.4 del Código Penal, que prevé que quedará exento de responsabilidad penal el que regularice su situación tributaria, antes de que se le haya notificado por la Administración tributaria la iniciación de actuaciones.

El rey emérito ha hecho una regularización fiscal «espontánea», antes de que se le haya notificado el inicio de un procedimiento de inspección, lo que no le puede evitar perjuicios a efectos administrativos, pero sí a efectos penales. Después, de escasos tres días de celebrar el fracaso del golpe del 23-F de 1981, glosando el papel de Juan Carlos I en aquella crisis, se ha conocido la regularización con Hacienda. ? Quien debería pasar más vergüenza: el emérito por no cumplir sus obligaciones con el fisco o nosotros por haber tenido un «supuesto» defraudador como Jefe del Estado?

Está claro, que todos no somos iguales, aunque intenten convencernos de ello. Si el emérito ha hecho una «regularización fiscal espontánea» ha sido por tener un trato diferente al resto de ciudadanos. Y, eso no ayuda a la credibilidad, ni en las instituciones como la monarquía, ni en sus funciones de la Agencia Tributaria. A lo mejor, sería conveniente que el emérito dijera aquella frase famosa de «no lo volveré a hacer más» y devolviera todo el dinero que no corresponda a sus retribuciones como anterior Jefe del Estado. Por lealtad a España…

 

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