La injerencia con Venezuela.

Todo Estado tiene derecho a que se le respete su soberanía nacional, su independencia y la no injerencia en sus asuntos internos por parte de otros países extranjeros. Eso significa que ningún Estado u organismo internacional tienen derecho a intervenir directa o indirectamente en el sistema político, económico y social de otro país. Los venezolanos y las venezolanas tienen derecho a cuestionarse las injusticias, los derechos humanos y las libertades fundamentales, luchando por un proyecto político democrático, sin intervención de nadie.

Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y eso la ha convertido en un país donde la corrupción institucional ha sido su gran ruina y que ha provocado una fuerte inflación y un empobrecimiento que está degradando la vida de las personas. Pero, no nos engañemos Venezuela no interesa por su déficit democrático o por la escasez de artículos de primera necesidad entre los venezolanos, interesa por sus recursos naturales y por su explotación por parte de los Estados Unidos.

En diciembre de 1998 fue electo presidente de Venezuela el teniente coronel Hugo Chávez, quiso ser el salvador de un país donde la clase política estaba corrupta por las mieles del petróleo, quiso ser el líder de los pobres inspirado en el pensamiento del libertador Simón Bolívar. Cambió el modelo político a través de un cambio de Constitución y convirtió Venezuela en «República bolivariana» manteniendo un régimen presidencialista con una democracia más que cuestionable.

Y, todos los cambios en materia socioeconómica que impulsó Chávez, con la quiebra del sector privado, confiscaciones, nacionalizaciones y controles de precios, ofreciendo el control a sus militares, corrompieron de nuevo al Estado. La pobreza extrema y la corrupción que dejó Chávez con su muerte, ha aumentado con su sucesor Nicolás Maduro y la revolución bolivariana ha fracasado para los excluidos de siempre.

Venezuela no es una colonia de España ni somos nadie para establecer un ultimátum, la no injerencia en sus asuntos, es un principio del derecho internacional que se debería respetar aunque no nos guste lo que pasa en Venezuela. Hoy se cumplía el plazo de ocho días, que puso el presidente del gobierno Pedro Sánchez a Nicolás Maduro para convocar elecciones presidenciales en Venezuela.

Hoy el gobierno de España junto con otros países, han reconocido a Juan Guaidó como «presidente encargado» legítimo de Venezuela para que convoque nuevas elecciones. Se ha olvidado la mediación y ha ganado la intervención. La sociedad está dividida, hay dos presidentes, un ejército que no apoya de momento al presidente encargado, una intención velada por parte de Estados Unidos de invasión militar, un posible conflicto armado que puede acabar en guerra civil . Y, todo ante un cierto respaldo internacional, que ellos no estarían de acuerdo, si dicha injerencia externa fuera en sus países…

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  1. Andrés Marco Lou

    Dos presidentes en Venezuela: Nicolás Maduro electo en comicios denunciados como fraudulentos y Juan Guaidó autoproclamado en la calle, según el artículo 223 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Dos presidentes en un único país. Hubo prisa después de la declaración de Guaidó en reconocer su legitimidad: Estados Unidos, Canadá, Colombia, Brasil o Argentina y más tarde países como España, Alemania, Francia, Reino Unido, …

    Pero, Nicolás Maduro cuenta con el apoyo de sus aliados tradicionales como China, Turquía y Rusia. Además, de los que llaman al diálogo o a elecciones como: Italia, Grecia, México o Uruguay. La dicotomía parte de los que consideran a Maduro el presidente legítimo o los que reconocen la legitimidad legal de Guaidó para proclamarse Presidente de la República. ¿Quién ostenta más legalidad la declaración de Guaidó o la toma de posesión de Maduro el 10 de enero? La respuesta no la han dado los venezolanos, la legitimidad se ha impuesto con injerencia de otros países.

    Nicolás Maduro tiene en sus manos la estructura del Estado, por lo menos mientras no le retire su apoyo el ejército. Mientras Juan Guaidó desafía a Maduro con la ayuda humanitaria y el proceso de acopio de medicinas y alimentos que están llegando a Colombia para hacerlos llegar a Venezuela. Si Maduro se niega a la ayuda humanitaria favorecerá a la imagen internacional de Guaidó, que solo busca el apoyo del ejército para llegar definitivamente a ostentar el poder del país, mientras Maduro busca excusas en aras de una hipotética defensa de la nación.

    Venezuela tiene dos realidades políticas, dos presidentes, una fractura total del sistema político venezolano y un pueblo que pasa penurias. Puede haber mucha violencia, enfrentamientos, más perjuicios y sufrimientos para los ciudadanos venezolanos. Como siempre lo que falta es diálogo, mediación, responsabilidad y menos injerencias…

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