La honestidad y la incompatibilidad tiene que estar por delante de las conductas aunque sean legales pero nada éticas. No se pueden recibir honorarios por prestar servicios de consultoría si tienes un cargo público. El Congreso es una cantera de tertulianos,conferenciantes,pero también de abogados, de asesores, de administradores, consejeros de empresas. Las leyes de incompatibilidad sirven para garantizar la exclusividad en una determinada actividad pública. Pero, muchas conductas dudosas quedan como legales. La separación de lo público y lo privado, abren también la posibilidad de las malas prácticas por parte de un cargo público a través de una empresa privada.
Las últimas revelaciones sobre Federico Trillo, embajador de España en Londres, por asesorar «de forma verbal» a una constructora mientras era diputado. El diputado Vicente Martínez Pujalte que ha reconocido cobrar por asesorar a una constructora especialista en obra pública. El diputado Agustín Conde se «olvidó» de informar al Congreso de la fundación de una empresa energética ni de que asesora a una inmobiliaria del Banco Santander. La incompatibilidad en la política pueden ser una lista interminable, pero necesitan ser fiscalizadas y totalmente transparentes, porque no se debería ejercer una actividad privada por la que percibe una retribución, al margen de lo que cobra por su actividad en el Congreso y Senado.
El porcentaje de parados en España se sitúa en el 23,7 % en el primer trimestre del año, parece inverosímil, que nuestros políticos presuman y se beneficien de un pluriempleo aunque sea privado, ¿por qué un diputado solo necesita siete años de ejercicio para optar a la jubilación con todos sus derechos y un trabajador necesita 37,5 años? Se quejan los políticos que están mal pagados, puede ser, pero y el resto de ciudadanos ¿no estamos mal pagados?
Si apostamos por una regeneración democrática, los diputados y los senadores deben de trabajar para sus electores a tiempo completo, sin «pluriempleos». No parece lógico que los dirigentes políticos lancen mensajes de austeridad y no procuren apretarse el cinturón, compartiendo sacrificios con el resto de los ciudadanos. La solución es difícil, pero tendremos que buscarla, para que todos podamos confiar en los que nos representan.