La dialéctica en la política.

La dialéctica en la política, es la herramienta para resolver las diferencias o los problemas. La falta de diálogo es lo que motiva casi todas las discordias y la falta de comunicación, es lo que arruina la paz social. Hacer política, es dialogar libremente para ponernos de acuerdo sobre las reglas de la convivencia.

Hacer política es no hacer como el avestruz, que cuando está en peligro y siente miedo esconde la cabeza en la arena para disimular que es un arbusto, como si al no ver la amenaza, ésta desapareciera. El problema es que por mucho ignorar, la situación no se resuelve sola. Es evidente que determinada manera de hacer política ya no sirve, la sociedad ha evolucionado más rápido que las estructuras políticas convencionales y la tenemos que cambiar.

La solución siempre está en el diálogo, en la política. No podemos dejar la responsabilidad única de la política a los políticos, los ciudadanos también somos responsables de la política, no podemos decir que las cosas no funcionan por culpa de la política, de los políticos. Hemos de recuperar entre todos la política: la institucional y la política de calle. La actitud de los indignados, las mareas en defensa de la sanidad y la educación pública también es política…

También se ha roto la dialéctica entre lo social y lo político, sin ningún tipo de organización política que represente a los conflictos sociales, y con las centrales sindicales sin querer retomar el pulso social, la brecha entre lo social y lo político es enorme. Lo electoral va de un lado y lo social por otro. La democracia es algo que se supone, pero hay que practicarla. Falta el tejido asociativo a los partidos, hay que conseguir reactivar el movimiento social y resolver todos los problemas con la dialéctica.

Pero, sobre todo la dialéctica necesita de líderes políticos, en España estamos muy faltos de ellos. Líderes políticos que estén preparados para ser focos de atención permanentemente, para soportar la crítica, el desprecio y el escrutinio constante. Pero, también para tener una extraordinaria seguridad en sí mismos y una voluntad  férrea de dialéctica para llegar a consensos, a ponernos de acuerdo.

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