No creo demasiado ni en banderas, ni en símbolos, ni en himnos, ni en estados. Creo en la democracia, en el respeto, en la justicia social y en la libertad del individuo. La utilidad de una bandera es simbólica y sentimental, pero a veces también es ideológica. La bandera española es de todos, no pueden apropiarse de ella unos determinados partidos políticos. No me gusta la pegatina de España en el reloj, ni en las prendas de vestir, ni en el coche (porque la matricula ya tiene su E de España), no me gusta la bandera para separar españoles. Pero, tampoco me gustan las banderas autonómicas, ni las nacionalistas ni incluso la republicana.
Respeto a quienes piensan de otro modo, pero no me gusta que nadie se apropie de las cosas que son de todos. En España las banderas están demasiado ideologizadas, la bandera española fue apropiada por una dictadura, por una ideología de derechas y poco democrática. Renegada por una cierta parte de la izquierda y de los nacionalismos. Y, unas banderas autonómicas que algunos piensan que atacan a la unidad nacional.
Este domingo, el Comité Federal del PSOE ha proclamado al secretario general, Pedro Sánchez, próximo candidato de los socialistas a la Presidencia del Gobierno. Con una rompedora puesta en escena en el acto celebrado en el Teatro Circo Price de Madrid, ha aparecido la bandera española sobreimpresionada en una pantalla gigante al fondo del escenario. Pedro Sánchez al estilo americano, ha querido reivindicar su españolidad y la de su partido (Partido Socialista Obrero Español), es decir que ya sabíamos que era español. Se ha querido dar un toque institucional como candidato a la presidencia del Gobierno con la bandera española y quizás quiera que en los mítines del PSOE se lleven banderas españolas como en los del PP. No lo sé, pero de nuevo la bandera española se intenta apropiar, por unos y por otros.
Algún día entenderemos la normalidad de la bandera para todos, dejaremos de ser el único país del mundo donde una parte de la población se siente orgullosa de su bandera y otra no. Y que deje de ser solo en los triunfos deportivos un motivo de exhibición. De momento sigo pensando que la bandera no es de nadie, es de todos. Pero a mí me sigue sin gustar ninguna bandera.
La bandera de un país cuando se convierte en un emblema de partido, cuando se utiliza para la defensa de unas ideas de forma partidista, se desvirtúa su carácter simbólico y representativo de todos los ciudadanos y ciudadanas. Cuando se abusa de banderas, sean de donde sean, se provoca un efecto de rechazo por parte de los que piensan diferente. No hablo de prohibir el uso de la bandera, que atentaría contra la libertad de expresión, el derecho de manifestación y el uso simbólico de su contenido. Pero, para que todos lo sientan como algo suyo, nadie puede apropiarse de ella, en nombre de unas ideas o de un determinado partido político.
No creo en la marea de banderas defendiendo absolutamente nada, ni un determinado nacionalismo español, ni tampoco un nacionalismo catalán, ni de otros sitios. Las banderas, estoy convencido de ello, que dividen más que unen. No puede ser un símbolo de unos contra otros, porque un pobre y un rico son iguales independientemente del país que vivan y de la bandera que les represente. Las diferencias sociales, no tienen nada que ver con la bandera de cada uno, el problema es la injusticia, las grandes diferencias. A muchos partidos políticos, les gusta hacer olvidar todo esto, poniendo banderas en las calles, pero se equivocan…