Siempre ha faltado en esta España democrática, un homenaje a los republicanos de la Guerra Civil, esos hombres y mujeres que lucharon por la democracia nacida en la II República en 1931, que combatieron la dictadura y que fueron víctima de ella. Esas personas que han tenido que aguantar durante años, ser lo perdedores, esa España silenciada que tuvo que huir o que acabó en la represión.
Hemos conocido durante la dictadura, solo la España de Franco, ya es hora de recuperar el patrimonio de la otra España. Si no recuperamos la España que perdió en las trincheras, siempre hablaremos de solo media España. Por eso, es tan importante recuperar la memoria histórica; buscar y exhumar a todos los desaparecidos de la Guerra Civil; anular las sentencias de los tribunales franquistas y crear una comisión de la verdad, y hacer un homenaje estatal a todos los republicanos españoles.
Es paradójico que Felipe VI rinda homenaje, hoy en París, a los españoles republicanos que formaban parte de una compañía de la división Leclerc, llamada «La Nueve», que ayudó a liberar París de los nazis el 24 de agosto de 1944 y precipitó la liberación de las tropas nazis. Y, aquí en España no encontremos el momento de reconciliar a los que ganaron la guerra y a los perdedores. Unas personas que eran hermanos, amigos, vecinos, que unos mataron y otros murieron por defender una Segunda República refrendada por el voto de los españoles. Es hora de enfrentarnos a lo peor de nuestra historia y ser capaces de acabar con todos los interrogantes.
Es hora de enfrentarse a la realidad, a todo lo que pasó, a las torpezas y a los excesos de unos y otros. El mutismo y las leyes del olvido no ayudan a despejar y derribar todas las reservas mentales y todo lo que padecieron tanto los republicanos como los del bando nacional. Es la asignatura pendiente de nuestra democracia, es nuestra obligación como ciudadanos, mantener un activismo social para luchar contra la amnesia de todo lo que pasó y también para reconocer a todas las víctimas, tanto las del bando nacional como del republicano. Está bien un homenaje en París, por la participación de los republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial, en la liberación de París o la defensa de Dunkerque, Moscú o Leningrado, pero también hace falta en España un reconocimiento a esos republicanos que también lucharon por España, como el otro bando, aunque tuvieran ideologías y objetivos diferentes.