El triunfo de la mentira.

triunfo de la mentiraEl triunfo de la mentira es ocultar la verdad. Hasta en la Biblia, Jesús declara que «la verdad os hará libres» (Juan 8:32). Dicen que para que triunfe una mentira se necesita un mentiroso y alguien que se la crea. Está claro que en España hay unos cuantos mentirosos de la extrema derecha y por desgracia muchos que se las creen. Estamos rodeados de mentiras, manipulaciones y medias verdades de políticos que si son católicos, y no quieren ir al infierno,  tendrán que confesar sus mentiras y hacer propósito de enmienda. A lo mejor los votantes de la derecha están más cerca de la fe que de la razón, y por eso se creen todas las mentiras, porque a lo mejor piensan que son verdades. No hay discusión posible, ni argumentos ni contraargumentos en el terreno de la fe. Se cree y ya está.

Los conceptos de izquierda y derecha política son aún frecuentes para posicionar planteamientos y posturas ideológicas en la actualidad. Pero, cada vez más existe una franca confusión de sus referentes. La derecha histórica ha lavado sus textos en una suerte de demagogia para lograr adeptos entre las clases menos adineradas y la izquierda tradicional, pretende moderar su discurso para ser aceptable por los sectores medios y altos del electorado. Muchas veces es difícil saber de quién es el discurso y se hace difícil discernir quién está más a la derecha. Es cuando, aparece el populismo de derechas,  oculta en su programa y simula representar los intereses de toda la población, cuando solo defienden los intereses de unos pocos.

Se autodefinen la extrema derecha como la voz del pueblo, se proclaman como valedores de la patria y la nación, apelan y manipulan a la vez la defensa de valores, de héroes, de gestas deportivas o la defensa de la religión. En nombre del pueblo: rebajan los impuestos a grandes empresarios, recortan servicios esenciales, privatizan la sanidad, penalizan el aborto, en contra de la mujer, el feminismo y la igualdad, hablan de los okupas y se olvidan de los desahuciados, aumentan la edad de jubilación, restan dinero para investigación y becas, fomentan la educación religiosa, ponen censura a la cultura, recortan y persiguen la libertad sexual, persiguen a los inmigrantes,… Y, aún así el triunfo de la ultraderecha, llega a hogares sin trabajo, a barrios socialmente desestructurados, con grandes bolsas de pobreza y exclusión. Porque el triunfo de la ultraderecha no es solo en barrios acomodados, es en barrios que hace un tiempo hubieran votado a la izquierda o se hubieran abstenido.

Cada vez hay menos incredulidad ante las promesas de la extrema derecha y la izquierda va perdiendo votantes, que la mayoría pasan a la abstención. No es un tema específico de España, es una realidad global, la derecha crece y la extrema derecha marca sus principios. La izquierda sigue reflexivamente aduciendo siempre docenas de objeciones, dificultades intelectuales y personalismos, pero luchan por aumentar los derechos y libertades, con sus logros y errores, pero siempre contando con favorecer a la ciudadanía, pero siguen sin convencer a sus supuestos votantes. Mientras la derecha más extrema ataca la libertad, la justicia social, la salud universal, la igualdad de género, la educación pública, la cultura, un sueldo y pensiones dignas… Y, les siguen votando. A  lo mejor es que la verdad desilusiona a la gente.

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