Recordar hoy para no olvidar, el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, cuando los generales Emilio Mola y Francisco Franco iniciaron una sublevación para derrocar a la República elegida democráticamente. Conforme pasa el tiempo, nos olvidamos de las cosas. Los individuos y la sociedad olvidamos de lo que sucedió en el pasado y miramos solo hacia adelante. Después de 86 años, en la que las nuevas generaciones tienen una simple referencia en unos libros texto, de una historia manipulada y de un desinterés por nuestro pasado más cercano. Algunos sectores conservadores defienden el espíritu de consenso de la Transición, que se asienta en el olvido y creen que recordar es reabrir viejas heridas ya cerradas. El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 fue un ataque contra la democracia y contra el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936. Donde una parte del Ejército, según ellos, contaba con un masivo apoyo popular, para conjurar la amenaza de la disolución nacional y revolucionaria de un gobierno débil y traidor a la Patria. Que trajo una dictadura resultante, de casi 40 años, que proporcionó una paz interior a costa de la pérdida de libertad y derechos. Acabando con la muerte del dictador Franco en 1975, en una pacífica transición política a la democracia, con un Rey designado por Franco como su sucesor.
La victoria del golpe de Estado de Franco, en la contienda fratricida salvó a España supuestamente del comunismo, pero fue un retroceso en los grandes esfuerzos de la Segunda República de intentar sincronizar su gestión política a la realidad social del país, basado en la soberanía popular, en la división de poderes. Intentando hacer un reparto más equitativo de la riqueza, con reformas en la agricultura y la educación, el choque de aspiraciones regionalistas, el pluralismo ideológico y de valores de la sociedad española. La laicidad del Estado, estableciendo la separación de Iglesia y Estado, el matrimonio civil, la instauración del divorcio, la prohibición de ejercer la enseñanza al clero, la supresión de las procesiones, la eliminación de los símbolos religiosos en los colegios, etc., colisionó con los intereses del clero y de los grandes terratenientes y fabricantes, que pretendían mantener su control económico y social a cualquier precio.
Tras los acontecimientos de julio de 1936, la sociedad española quedó dividida en dos partes, dividiendo geográfica, familiar, social y militarmente España en dos frentes enemigos. Los golpistas, que agrupaban los partidos de derechas, terratenientes, capitalistas, industriales, clero, parte de la milicia. En definitiva, todos aquellos que debido a intereses de tipo económico o político, querían derrocar a la República. Y, el bando republicano, que reunía a los grupos de izquierdas, que defendían el régimen constitucional elegido democráticamente.
La Segunda República no consiguió el auxilio internacional, el ejecutivo republicano perdió su derecho a comprar armas, mientras que el bando golpista recibió la ayuda de Hitler y Mussolini. La aportación militar germano italiana, en material aeronáutico y de artillería, fue trascendente y crucial en la superioridad militar de los golpistas. La República perdió la guerra desde el momento en que, la escena internacional, le privó su derecho de defender su carácter constitucional y democrático, considerando a la Segunda República como un peligro. Un ensayo de la Segunda Guerra Mundial. Aproximadamente 500,000 personas perdieron la vida en este conflicto. Sin un número oficial de personas debido a las graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante la dictadura de Franco (1939-1975) y la Guerra Civil Española (1936-39). Con más de 4.000 fosas comunes, más de 200.000 exiliados y alrededor de 100.000 personas desaparecidas.
No se puede olvidar, porque existe el derecho a saber la verdad, el derecho de las víctimas y de sus familias a conocer lo que realmente sucedió. Acerca de las circunstancias en que se cometieron los fallecimientos o desapariciones, acerca de la suerte que corrieron todas las víctimas. No solo por aclarar la verdad de los hechos ocurridos, sino también restituir la dignidad de las víctimas y de sus familiares y promover el acceso a la justicia. Por eso, es tan importante no olvidar, que hace 86 años se dió un golpe de Estado que condujo a la Guerra Civil y a una dictadura de casi 40 años.
El golpe de Estado del 18 de julio de 1936, fue arrebatar a una gran parte de la población la posibilidad de llevar a cabo las reformas políticas, económicas y sociales que necesitaba España para modernizarse y avanzar socialmente. La Segunda República emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable y con la oposición de poderosos grupos conservadores, estableciendo una democracia parlamentaria.
En una España, que mandaba en cada pueblo el cacique, el alcalde y el cura. Donde la monarquía se cambia por un proyecto republicano reformista, que quizás la población no estaba preparada. Suscitando la oposición férrea de la Iglesia, de la cúpula militar, los terratenientes, los industriales y los banqueros. Demasiados enemigos importantes, que puso en contra también a una parte de la clase obrera, que veían frenadas sus aspiraciones de justicia social.
La incapacidad de mantener el orden público, con las constantes manifestaciones, permitía a la derecha de justificar la idea de un golpe militar para acabar con la República. El gobierno de la Segunda República no supo atajar una rebelión armada contra la democracia, fomentado por las oligarquías económicas, militares y religiosas del país. Un golpe de estado, que provocó la guerra civil y la dictadura franquista. Y, mucha manipulación y desmemoria.