La cumbre de la OTAN del 29 y 30 de junio de 2022, explicitó el compromiso firmado en 2014: que todos los países aliados dediquen en su gasto militar al menos un dos por ciento de su Producto Interior Bruto nacional al gasto en Defensa en 2024. La guerra de Ucrania ha despertado además, la necesidad de la Unión Europea de mejorar su inversión militar y reducir su dependencia con Estados Unidos y la propia OTAN. Aumentar, el gasto español en defensa hasta el 2% del PIB. supone tener una política militarista y restar dinero presupuestado a otros fines sociales como vivienda, sanidad, educación, pensiones, etc.) para satisfacer el aumento del gasto militar.
Hay una cosa que está clara, el aumento del gasto militar es impopular y más, en tiempos de crisis. Pero, ahora existe la excusa de parar los pies a Vladimir Putin. España, desde su incorporación plena a la estructura militar integrada de la OTAN el 1 de enero de 1999, ha participado en numerosas misiones internacionales, como Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Libia, la lucha contra la piratería en el golfo de Adén y el Cuerno de África,etc., aportaciones directas de las que se beneficiado la OTAN. Pero, ahora existe el cumplir la palabra dada en el plano internacional y, por lo tanto impulsar y modernizar la industria militar para aumentar la seguridad nacional y beneficiarnos económicamente con la venta de armamento a otros países. Aprovechando la sensación de estar preparados ante distintas amenazas, que no son ciertas, porque la guerra en Ucrania no tiene un factor de proximidad con España, que en ningún caso justifica un aumento de nuestro gasto militar, como si fuéramos a entrar en combate.
Que Suecia y Finlandia, hayan roto su neutralidad de décadas para pedir su ingreso en la OTAN, no significa que tengamos que aumentar el gasto en el ámbito de la defensa. En 1982, España miraba el ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con recelo. Se nos ha olvidado el eslogan que se repetía en vallas publicitarias pagadas por el PSOE en todo el país de «OTAN: de entrada, no» y de las declaraciones de Felipe González de «OTAN no, bases fuera». Y, ahora nos falta tiempo para aumentar de cuatro a seis los destructores de Estados Unidos en la base naval de Rota (Cádiz). España es en la actualidad el penúltimo país de la OTAN en gasto en defensa, solo por delante de Luxemburgo. Pero, ¿para qué debemos gastar más?
Porque la guerra es un negocio, lo sabemos todos. España ha enviado ayuda a Ucrania de todo tipo de material militar para equipar a las tropas ucranianas, pero España también está haciendo negocio con Ucrania en plena guerra. Las exportaciones de material de defensa que han sido autorizadas por el Gobierno de España, de armamento y munición han aumentado considerablemente. Es sabido que España, siempre ha sido un gran vendedor de material de defensa: aeronaves, buques de guerra y munición sin importar mucho los países, muchos de ellos sin ninguna garantía de que las armas exportadas se utilicen en contra de los Derechos Humanos. Como el es el caso de Arabia Saudí y sus ataques indiscriminados en Yemen.
La guerra de Ucrania es una excusa para vender miles de misiles, drones y municiones enviados por Estados Unidos a Ucrania y de Siria a Rusia, de la cual se están beneficiando los vendedores de armas estadounidenses. Hay demasiados intereses económicos en las guerras, donde la excusa es que el mundo es mucho menos seguro y que probablemente es necesario aumentar la inversión en defensa, lo cual beneficia a los Estados que venden las armas y a las empresas del sector. La mayor parte de los conflictos armados se producen o se provocan por motivos económicos y continúan por alimentar el negocio de la guerra. También la OTAN, con el propósito de reforzar fronteras y aumentar sus inversiones, quizás piense más en el negocio que en el fin de la guerra.