El eterno retorno de equivocarse en lo mismo.

La idea del eterno retorno o la paradoja de la eterna recurrencia, parece que nos persigue en esta pandemia. La existencia se repite en un ciclo infinito a medida que la energía y la materia se transforman con el tiempo. Es como si el eterno retorno de equivocarse en lo mismo, fuese un castigo que se convierte en bucle y del que no somos capaces de salir.

Si alguien nos dijera que tenemos que volver a vivir la vida tal como la estás viviendo en este instante, que nuestras mismas equivocaciones las volveríamos a repetir, que todo lo ya vivido lo tendremos que vivirlo de nuevo y también todo lo malo. Nos parecería un castigo divino o un cruel capricho del destino. Porque en esta pandemia del coronavirus, tuvimos una primera ola, fruto de lo inesperado; una segunda ola resultado de todas las equivocaciones del verano y una tercera ola, por querer salvar la Navidad. Parece que tenemos tantas ganas de vivir con restricciones, con mascarillas, con distancia social, con medidas sanitarias y con riesgo a contagiarnos, que volvemos a cometer los mismos errores, una y otra vez.

Como reza el dictum latino: «eadem, sed aliter«. Es decir: lo mismo, pero de distinta manera. Siempre la eterna repetición de los acontecimientos, año tras año y para toda la eternidad. Nuestra existencia, sólo representa la eterna repetición de lo mismo. Pero, no es que estemos condenados a repetirlas, es que no hacemos nada para salir de esa repetición eterna.

Tenemos la capacidad para actuar, para cambiar, para no cometer los mismos errores, para ser responsables. No importa que nuestros dirigentes no sean capaces de hacerlo, cada uno somos responsables de nuestros actos, podemos decidir lo que queremos y lo que no debemos de hacer. Si somos capaces de cambiar el presente,  conseguiremos que desaparezca la inercia de que vuelva a repetirse lo mismo en un futuro distópico en el que la humanidad se ve obligada a convivir con el coronavirus y donde la vacuna no sirve de nada. ¿A alguien le suena: confinamiento domiciliario, hospitales saturados, aumento de muertes y contagios? ¿Cuántas veces se tiene que repetir el eterno retorno, para que nos decidamos a cambiarlo?

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