Dimisión o resistirse a lo inevitable.

La aseveración de quien resiste, gana, le ha permitido a Rajoy mantenerse hasta que no ha podido resistirse a lo inevitable y la dimisión ha sido su única salida. El Síndrome de Hubris de Rajoy, su ego desmedido, su orgullo desmesurado de los que se creen superiores al resto de los mortales, su dejar pasar el tiempo para arreglar los problemas no le ha servido esta vez. Ha dimitido y debió dimitir hace tiempo.

Mariano Rajoy siempre fue un político de relleno, sin demasiado carisma, nadie daba un duro por él cuando José María Aznar le designó para su sucesión. Siempre fue un superviviente, un hombre previsible y un político imprevisible. La lista de cadáveres políticos es innumerable, él siempre salió indemne. Rajoy es un animal político, superviviente de dos derrotas electorales, cuatro veces ministro, vicepresidente del gobierno, líder de la oposición, dos veces presidente del gobierno y una con mayoría absoluta.

Mariano Rajoy anunció ayer martes, en el comité ejecutivo nacional, que abandonaba la presidencia del PP y que deja la política, tras perder la moción de censura en favor del socialista Pedro Sánchez y la sentencia de la «Gürtel». Rajoy abandona el cargo de presidente del PP que ostentaba desde 2004 porque cree que es lo mejor para él, para el PP y para España. Ahora, comienza, un periodo de interinidad, que concluirá con un congreso extraordinario en el que se elegirá a un nuevo presidente mediante una votación en doble vuelta si hay más de un candidato.

Ha ganado la democracia, porque una moción de censura es legal y legítima; ha ganado la democracia aunque nadie puede negar que los ciudadanos continúan votando a políticos que mienten descaradamente. La política ha conseguido lo que no habían conseguido las urnas, la política lo ha conseguido también en nombre de la democracia. La dimisión de Rajoy ha sido la única solución ante la sentencia de la «Gürtel», ante las referencias de un tal «M.Rajoy» en los apuntes de Bárcenas, ante la pérdida en la moción de censura. No ha podido resistirse a lo inevitable, se ha reincorporado a su plaza de registrador de la propiedad y ha rechazado a los privilegios y el sueldo como expresidente de Gobierno. Adiós señor Rajoy.

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