Derecho a morir dignamente.

Brittany Maynard,ha elegido morir el 1 de noviembre.Esta joven norteamericana de 29 años, diagnosticada con un cáncer cerebral muy agresivo le dieron seis meses de vida y por su propia voluntad ha tomado una dosis letal de fármacos prescrita por un médico, para acabar con su vida antes que padecer el deterioro que le produciría su enfermedad.

Este asunto se ha convertido en viral en las redes sociales,noticias,talkshows y debates sobre la moralidad del suicidio asistido, a partir del vídeo en que explicaba la intención de acabar con su vida y sus motivos. Brittany al exponer su historia,al teatralizar su muerte, ha abierto los límites entre lo público y lo privado para plantear el derecho a una muerte digna.

Lo de las redes sociales,es una reacción social ¿Pero,es ético decidir sobre tu vida? El verdadero conflicto está cuando se quiere imponer la manera de interpretar la realidad a los demás. No es ella la que decide no vivir, es un diagnóstico médico el que acorta su vida. Brittany toma la decisión de escoger la fecha de su muerte para evitarse el sufrimiento a ella y a sus seres queridos.

La eutanasia debe ser la última opción,nos olvidamos que somos mortales que quizás tampoco es ético el mantenimiento de una vida con medios artificiales y cuidados paliativos. El derecho a una muerte digna se enfrenta al deber de las instituciones y profesionales sanitarios y a la sociedad en general de ayudar a cumplir este derecho.Los profesionales de la sanidad no pueden ir en contra del principio de no-maleficencia, es decir, que no pueden hacer cosas de mala práctica clínica, aunque se lo pidan los pacientes.

Pero, aunque aceptemos el principio de no-maleficencia de no producir la muerte de los pacientes. ¿No podríamos considerar,que en determinadas situaciones extremas,lo menos malo es ayudar a tener una muerte digna? La muerte es algo inevitable, cada uno de nosotros ha de morir,en nuestra libertad de persona está el escoger cuando eres enfermo terminal e irreversible el control de tu muerte,nadie tiene derecho a imponer la obligación de seguir viviendo a una persona que, en razón de un sufrimiento extremo, ya no lo desea.

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