Decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo, es el resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese de otra manera, decepción cuando se han juzgado los resultados obtenidos partiendo de unas perspectivas en unas encuestas. El error de Podemos ha sido diseñar la estrategia de la campaña en función de algo que sólo existía en las encuestas. Que todas se han equivocado en sus predicciones. El objetivo de Podemos era el «sorpasso», era ganar al PSOE y se equivocaron de objetivo, el objetivo era derrotar al PP.
Pablo Iglesias durante toda esta campaña, ha intentado no arriesgar, evitar errores que tuvo en la campaña de diciembre. Se ha tenido como lema de campaña «la sonrisa de un país» pero se ha huido de la ideología de un supuesto partido de izquierdas. Le ha preocupado más, el contentar a mucha gente que tener un proyecto de izquierdas como alternativa. La confluencia en Unidos Podemos, fue descafeinar los mensajes de Izquierda Unida: el comunismo, la república, la salida de la OTAN… Se intentó dar una imagen amable, donde el único objetivo era ganar al PSOE.
El permanente transformismo de Pablo Iglesias, ha creado confusión. No se puede ir un día de «poli malo» y otro de «poli bueno». No se puede hablar de «cal viva» y otro de «mano tendida»; un día de comunista y otro de socialdemócrata; la constante indefinición con Venezuela; el prometer una renta básica para todos y cambiar a un programa de renta diferencial; cambiar de hacer un referéndum vinculante sobre la salida de España de la OTAN a no mencionar dicha salida; de llamar a IU cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada a hacer una confluencia; de atacar a los empresarios a ofrecerse como un gobierno responsable; de mantener el derecho a decidir y el referéndum de Catalunya a esperar otras alternativas; de criticar las decisiones de José Luis Rodríguez Zapatero a decir que ha sido el mejor presidente de la democracia… Unas elecciones no son un laboratorio de transformismo, debe tener como objetivo ofrecer un programa convincente para intentar ganar el apoyo de una parte de los ciudadanos pero no de todos. Porque las mayorías se han acabado y la decepción ha llegado a Podemos.
Los ciudadanos nunca se equivocan con su voto, pero si los intentamos confundir, escogen lo conocido. Pablo Iglesias crea una fuerte repulsión en muchos sectores sociales por su aspecto antipático, malhumorado y prepotente, aparte de la etiqueta puesta por sus adversarios de radical y extremista. No se puede cambiar todo eso por «la sonrisa de un país». Rajoy, sin embargo, personifica una derecha profunda, reaccionaria, un partido lleno de casos de corrupción, una gestión de gobierno de recortes y de ahogamiento… Y todo eso no ha importado a un total de 7,9 millones de ciudadanos, cerca de 700.000 más que en las elecciones del 20D. Han ganado las elecciones de este domingo y han sido el único partido que ha subido en número de escaños, hasta alcanzar la cifra de los 137. una cifra que probablemente ni siquiera esperaban los más optimistas.
Ahora las opciones son las mismas que a comienzos de año: gobierno con el PSOE apoyado o no por Ciudadanos, o gobierno en minoría con la abstención del PSOE. Pero, lo único definitivo es que el PP ha ganado y el resto de partidos han fracasado.