Dos debates electorales, dos días seguidos, dos televisiones: una pública y otra privada, gran audiencia en ambos y una vez más, querer ofender la inteligencia de los votantes, querer tratarnos como tontos. No se puede dirigirse al electorado con una falta de calidad democrática, de mentiras y falta de respeto. Un debate electoral es un derecho a la información de los ciudadanos: de conocer las propuestas, las opiniones, las réplicas de cada uno de los candidatos e incluso los posibles errores. Debería estar regulado la obligatoriedad de los debates electorales entre los principales candidatos y candidatas, teniendo prioridad los medios públicos sin excluir la celebración de otros debates en medios privados.
Los candidatos se pronuncian en defensa de los debates electorales, pero entran en tacticismos absurdos: si en la televisión pública o privada, si el debate con o sin la extrema derecha, mientras cuando están debatiendo se muestran incapaces de elevar la calidad de sus argumentos y solo les preocupa el dar veracidad a sus mentiras y el menosprecio a sus adversarios. No sé si la Junta Electoral Central, con su criterio para cumplir la exigencia legal de “pluralismo, igualdad, proporcionalidad y neutralidad informativa en los debates y entrevistas electorales”, hubiera tenido que permitir la comparecencia de VOX en los debates. Pero, entonces también nos podríamos preguntar si también deberían asistir los nacionalistas catalanes y vascos.
El debate a cuatro, tanto en Televisión Española como en Atresmedia, con diferencias de formato, hubiera tenido que ser un ejercicio de transparencia de los candidatos, y para que el electorado potencial de cada partido y los indecisos, distinguieran las propuestas de unos y otros. Pero, solo ha servido, desde mi punto de vista, para demostrarnos la poca calidad política de los candidatos a presidentes del gobierno. Han sobrado mentiras, teatralidad y sobre todo falta de respeto, a los adversarios y a nosotros los telespectadores.
No todo el que dice algo falso miente, si cree u opina que lo que dice es verdad, pero cosa diferente es el deseo intencionado de engañar, sabiendo que los datos son falsos y se muestra un gráfico a la pantalla para internarnos convencer. Mentir es decir una cosa distinta de lo que se sabe o se piensa, pero eso no debe servir para tachar de mentiroso al adversario, hay muchas maneras de dialogar y no caer en el menosprecio. Porque unos utilizan la mentira con voluntad de engañar y los otros emplean su ataque con intención de ofender.
Cuando nos intentan que veamos lo falso como verdadero, nos están tomando el pelo, nos están intentando engañar para conseguir nuestro un voto. Aunque yo dudo bastante que los debates electorales sirvan para decantar los resultados, pero sí para comprobar qué tipo de candidatos tenemos y su poca calidad política. No sé si debates como estos, solo sirven para aumentar la abstención o para aumentar el voto a la ultraderecha como reacción al espectaculo dado en ambos debates electorales. Por suerte para mi, ya tenía mi opinión antes de los debates, a los que no tenía que votar…
Han faltado muchos temas de interés en ambos debates electorales, han escaseado propuestas, se ha carecido de rigurosidad al tratar temas como las pensiones, la violencia machista, Catalunya… Ha sobrado la mala educación, el no escuchar, el intentar poner nervioso al adversario. Ha sobrado el interrumpir constantemente, la coletilla de «no se ponga nervioso, señor Sánchez», el enseñarnos gráficos para tontos, los silencios absurdos, el intercambio de libros, el poner fotografias…
Unos debates electorales más propios de un programa de cotilleo, que se parecía más a estar viendo Sálvame Diario o Sálvame Deluxe, que a un foro en el que los candidatos nos debían ofrecer sus propuestas y argumentos para conseguir nuestro voto. Los debates electorales se han convertido en un circo del despropósito, donde al igual que los programas del corazón y cotilleo todo parece banal.
Ahora, solo falta conocer quién de los cuatro candidatos se van como colaboradores a Sálvame o Sálvame Deluxe, quién de ellos se va a Supervivientes con Isabel Pantoja. Señores candidatos, si quieren estar en la franja del entretenimiento, corazón y cotilleo están por el buen camino, porque aunque nos pese son los programas más vistos, después de los partidos de la selección española. Piensen si lo suyo es la política o el mal espectaculo…