Hay que reivindicar el ejercicio de la política; convencer con ideas y argumentos; con coherencia y honestidad; con diálogo y consenso; con libertad y democracia; con lucha ideológica y batalla de las ideas; porque hemos de reivindicar una sociedad basada en la igualdad y la justicia. Porque como dijo Winston Churchill: «La democracia es el menos malo de los sistemas políticos» y yo me permito afirmar que es el único en que la victoria la otorga el voto de los ciudadanos. Hoy 12 de octubre, hace 80 años del discurso de Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca, que se enfrentó al general Millán Astray, fundador de la Legión y de Radio Nacional de España, tras haber oído al militar el «abajo la inteligencia» o «viva la muerte» y le contestó en su discurso: «venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir (convencer con argumentos) y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España». El público montó en cólera contra Unamuno y profirieron todo tipo de insultos.Tras ello, fue sacado a empujones de la Universidad de Salamanca y acabó recluido en su casa de Salamanca hasta su muerte, dos meses y medio después.
Con una Guerra Civil recién comenzada y Salamanca como capital política de la
Unamuno era un intelectual, pensaba y cambiaba sus ideas. Fue crítico con el rey Alfonso XIII y con la dictadura de Primo de Rivera, hasta el punto de su exilio voluntario en Francia. Fue del Partido Socialista, saliendo elegido como concejal, se encargó de proclamar la República desde el balcón del ayuntamiento de Salamanca el 14 de abril de 1931. Reivindicó el derecho de cada pueblo de España a «desarrollarse como es él». Fue profundamente religioso pero se distanció mucho de la ortodoxia cristiana. Partidario crítico del levantamiento nacional y defensor de la unidad de España desde el reconocimiento a las tradiciones, a las peculiaridades, a la diversidad de los distintos pueblos y regiones. Unamuno se enfrentó a un nuevo desengaño, por la dura represión que estaba llevando el bando nacional contra los republicanos, este discurso significó un momento de decencia, de dignidad de Unamuno ante el poder, manteniéndose fiel a si mismo y a sus convicciones.