Necesitamos una Constitución para todos, para los que están satisfechos con ella y los que necesitan algo nuevo.La Constitución de 1978 ha permitido en estos 37 años, una convivencia en libertad y ha contribuido a la transformación política y social de España. Ahora, El mecanismo que la Carta Magna prevé para su propia reforma, recogido en el artículo 167.1: cualquier cambio deberá ser aprobado «por una mayoría de tres quintos en cada una de las Cámaras», lo cual significa que si un partido tiene la mayoría, puede bloquear dicha reforma. Y, si ninguno la alcanza, está el problema de que hay aspectos generales en los que algunos partidos pueden coincidir, pero no hay un solo tema que convenza y una a todos.
Quizás es el momento de hacer un proceso constituyente participativo para cambiar el contenido de la Constitución en función de los principales problemas que tienen los ciudadanos hoy en día.Se han de incorporar a la nueva Constitución los derechos sociales, como la vivienda, el trabajo digno o la riqueza al interés general, que figuren como derechos fundamentales. Una Constitución que pueda convertir en España en un estado laico y federal, que permita avanzar en el reconocimiento de todos los derechos inherentes a la pluralidad del Estado español. Una nueva Constitución que permita la posibilidad de cambiar la forma de estado entre la actual monarquía parlamentaria y una posible república. Una Constitución en que se elimine el artículo 135 que pactaron el PP y PSOE en el se limitó el déficit anual en el que puede incurrir el Gobierno. Una Constitución que permita reforzar y proteger el derecho de participación de los ciudadanos, para todos.
La Constitución de 1978 solo ha sido reformada en dos ocasiones, y más por las exigencias de Europa que por las necesidades de los españoles. Parece que se quiere dogmatizar esta Constitución por los que no la votaron o se abstuvieron, tienen miedo a los cambios. Las constituciones son como las casas: cada cierto tiempo hay que pintarlas, hay que hacer reformas. Fue útil para consolidar la democracia en España y ahora es necesario reformarla para seguir mejorando la calidad democrática de este país.