La Constitución del 78 fue útil para consolidar la democracia en España. Después de 37 años, la Constitución no es que no sirva, ha fallado la falta de voluntad y el acuerdo entre los partidos políticos para reformarla. La Constitución ha sido modificada dos veces, en 1992 que se modificó un par de palabras, para añadir en el artículo 13.2 la expresión «y pasivo» referida al ejercicio del derecho de sufragio de los extranjeros en elecciones municipales, en virtud del Tratado de Maastricht, de manera que los extranjeros no sólo pudieran votar sino también poder ser elegidos como concejales o alcaldes. Y en 2011 se cambió el artículo 135 para establecer el concepto de «estabilidad presupuestaria».
La mayoría de partidos coinciden en reformar la Constitución del 78, excepto el PP, que siempre se muestra más reacio a hacer cambios en una Constitución que no votaron. El 6 de diciembre de 1978. Alianza Popular (AP) que era el partido antecesor del PP, promovió la abstención, aunque, uno de los siete ponentes era Manuel Fraga Iribarne y presidente de AP. El 67% de los españoles votaron, el 87,87 % votó afirmativamente, el 7,83 % votó en contra y el 4,30 % fue su voto nulo o en blanco. Pero Alianza Popular no votó. Se abstuvo. Pero, el PP curiosamente se han convertido en los más defensores de dicha Constitución.
Pero, la Constitución y el respeto a la Ley, no puede ser la excusa permanente a no querer cambiar y emplearla como arma arrojadiza, las leyes se debaten, se discuten, se rectifican, se cambian y se votan. La Constitución no está en peligro, se puede cambiar como cualquier ley. La Constitución es de todos los españoles y nadie debe apropiarse de ella como si fuera solo suya y menos los que no la votaron. Las constituciones se defienden reformándolas.
Temas como que el ejército sea el garante de la “soberanía e independencia de España” y defensor de “su integridad territorial” y “ordenamiento constitucional”; los conceptos nación y nacionalidades; la igualdad de la mujer ante la ley que esté reconocida en el acceso al trono; las competencias de las autonomías, la politización del Tribunal Constitucional; la unidad de España y el derecho a decidir, el federalismo… Son temas, que deben ser reformados de acuerdo a los tiempos y necesidades actuales de los ciudadanos.