Adaptar un nuevo discurso político.

En la batalla de la posverdad, la falta de ideas e ideologías, es necesario adaptar un nuevo discurso político en los partidos políticos tradicionales de derecha e izquierda. El panorama político electoral está cambiando, hay una parte de la población que está harta de la política, desconfía de los políticos y está cansada del sistema. Lo único que quieren es que les arreglen sus problemas: por eso el voto de cabreo, el votar a la contra, el votar para impedir que gane otra formación. Están hartos de que, supuestamente, nadie haga nada y esa gente se dejan llevar por un discurso, como ha ocurrido con otras extremas derechas occidentales, que les promete valentía, fortaleza y decisión. 

Son gente de derechas e izquierdas, los que su descontento les había inmerso en la abstención, que se están dejando arrastrar por un discurso donde muchas veces es más importante el tono que las ideas. Y, donde éstas son pocas, repetidas, reaccionarias y trasnochadas. Pero aún así, siguen ganando votos. Todo esto debería preocupar a los partidos tradicionales y adaptar un nuevo discurso para toda esa gente desorientada y desencantada. Repito: adaptar un nuevo discurso. A la izquierda, que no encuentra en sus postulados acabar con las desigualdades, proteger y garantizar los derechos y libertades de todos y todas. Y, también a la derecha, que ha entregado todo a sus postulados neoliberales, olvidando a las personas. En las elecciones del 28-A se ha demostrado que los grandes triunfadores de estas elecciones han sido la extrema derecha con sus 24 escaños, aunque algunos esperaban aún más.

Hace falta mucha pedagogía en los partidos políticos sobre temas que preocupan a esas personas despolitizadas, que solo les preocupa: su trabajo, su cuenta corriente, su vivienda, la sanidad, sus pensiones… Y, que están cansadas del tema Catalunya, del enfrentamiento permanente entre los políticos y del supuesto debilitamiento de las instituciones. Hay temas de la izquierda, que aún siendo muy importantes, son vistos para muchos, desde la distancia como: el ecologismo, el feminismo, la violencia de género, la memoria histórica, la república, el ateísmo o propuestas al colectivo LGTBI… Y, propuestas de la derecha como: la bajada de impuestos, la unidad de España, el derecho a la vida, el valor de la maternidad, la libertad educativa…, que tampoco son argumentos suficientes.

Para esas familias que no tienen trabajo o aún teniendo, no les llega para pasar el mes; a esas familias que no pueden pagar los servicios mínimos o no pueden pagar su vivienda; a esas familias que la independencia no les soluciona la desigualdad; a esas familias que siguen en crisis, no les sirve estos discursos, quieren soluciones. Adaptar el discurso político es no confundir lo importante, lo necesario y lo urgente que necesita la gente. Además de no engañar con promesas vacías o imposibles y poder hacer una sociedad más justa. Si algunos creen que la extrema derecha se lo puede ofrecer, todo estará perdido…  

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