Tacticismo político e inacción.

Corrupción, inacción y tacticismo político son las tres lacras de los partidos políticos en España, que la ciudadanía «paga» con la apatía y la desafección política. Cuando un político abusa del poder público para obtener beneficio particular; cuando falta determinación para tomar decisiones. Cuando la estrategia y comportamiento de los políticos y los partidos políticos desarrollan hacia la consecución de sus objetivos propios, personales y corporativos, abandonando las propias convicciones y el bien general, algo está fallando en el principal objetivo de la política, que es generar las condiciones, instituciones y procedimientos para que los ciudadanos alcancen la felicidad.

La sociedad pierde el tiempo, cuando los partidos utilizan la inacción y el tacticismo político para confrontar, para distraer, para perjudicar a la mayoría. Convirtiendo a la democracia en una apasionada discusión, excitando las emociones de los votantes, llegando a la polarización y donde nada termina de decidirse. Donde parece que el ciudadano solo importa, cuando toca votar. La ultraderecha se regocija cuando la democracia es incapaz de tomar decisiones y ve mermada su legitimidad. Parece que ni al PP, ni al PSOE, ni a Junts, ni por supuesto a Vox, les importa demasiado su tacticismo político.

La semana pasada, PP, Vox y Junts votaron en contra de la convalidación del real decreto ómnibus del Gobierno con medidas sociales como la revalorización de las pensiones, el mantenimiento de los descuentos en el transporte público, las ayudas a Valencia por la dana, etc. Ahora, el PP y Junts, están dispuestos a votar sí. Durante una semana se ha mentido, se han tomado decisiones no razonadas o inconvenientes para el bien general, y ahora, todo cambia. Es triste que el tacticismo priorice el interés propio o el del partido, sobre lo que conviene a los ciudadanos. Es la utilización de la ciudadanía como forma de miedo con fines partidistas y electoralistas. La única estrategia fue derrotar parlamentariamente al Gobierno en minoría, incapaz de mantener los apoyos políticos que propiciaron la investidura de Pedro Sánchez.

La inacción de un Gobierno prisionero de su minoría, con una suma incierta de partidos, cuyas diferencias ideológicas, rencores personales e incompatibilidades programáticas palidecen en cada votación. Con el principal objetivo, de evitar que gobierne la derecha, poder garantizar los presupuestos, los servicios, las infraestructuras y la práctica totalidad de derechos sociales. Que nunca lo solucionará el tacticismo político, porque una parte muy importante de la ciudadanía, está convencida de que la culpa es del Gobierno. Lo que es tacticismo para la derecha es negativo para la izquierda y lo que es tacticismo político por parte de la izquierda, solo favorece a la derecha y la extrema derecha. Un Gobierno progresista debe fomentar los avances sociales y en derechos, sin caer en tacticismos, nunca la inacción y el tacticismo polític0 pueden estar por encima de los intereses de la ciudadanía.

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