Cuando hablan los tribunales debemos respetar sus sentencias, autos y providencias. Los políticos siempre tienen la frase preparada de «respeto a las decisiones de la justicia», pero muchas veces parece que es una coartada para inhibirse o no dar su opinión. El respeto y discrepancia ante la Justicia son ambos derechos que tenemos los ciudadanos ante las sentencias de la Justicia. No todas las leyes, por el mero hecho de ser leyes son justas. No siempre coinciden lo legal y lo justo. Acatar una sentencia, no significa estar de acuerdo, la ciudadanía tenemos derecho a ser respetuosos pero también a discrepar con las sentencias.
La Justicia no es igual para todos, porque el que tiene menos recursos está en desventaja con respecto a las personas que contraten los servicios de los mejores bufetes de abogados. La justicia es igual para todos, pero no todos somos iguales para la Justicia. La Justicia es algo influenciable que se basa en la interpretación de la ley, y toda interpretación tiene un componente subjetivo que es muy difícil de alejar de las presiones externas del dinero o de la política. La Justicia no es igual para un robagallinas que para un gran defraudador. La Justicia lo único que imparte es un castigo al delito producido, que puede ser ejemplificador o no, pero nada más. La discrepancia está en si estamos de acuerdo en la proporcionalidad de dicho castigo al delito cometido, por su levedad o desproporcionalidad. Esperamos de la Justicia, la igualdad, en tratar de manera igual a todos, sin excepciones.
A la Justicia en España le falta credibilidad y confianza de los ciudadanos por su lentitud con la que se resuelven muchos casos, cualquier justicia pierde su nombre si no es capaz de juzgar a su debido tiempo. Obtener una decisión definitiva dentro de un plazo razonable debería ser uno de los objetivos principales, no puede tardar años en llegar una sentencia.