Polarización.

Dice la Fundación del Español Urgente (Fundéu RAE), que la palabra del año 2023, es polarización debido a su gran presencia en los medios de comunicación y a la evolución de significado que ha experimentado. En un país de crispación, de extremos y de ruido, donde falta dialogar, llegar a acuerdos a partir del debate de ideas y propuestas de solución de asuntos de interés común. Donde las personas, los hechos y las cosas ya no se valoran por lo que son en sí, sino en función de lo que representan a favor o en contra de la confrontación. Donde pactar con el contrario se ha convertido en algo que ni siquiera se intenta. Donde parece que nada es aceptado a nivel colectivo, donde ni siquiera el sentido común prevalece. Donde se encuentran cuestionados los mínimos principios de convivencia fracturando el tejido social, poniendo en evidencia la postura de un grupo contra otro, percibido como enemigo. Donde las amenazas pueden llevar a la violencia verbal e incluso física.

Contribuye a agudizar la polarización: la confrontación de dos modelos de país, de sociedad que defienden los bandos en conflicto y el discurso sostenido por dichos actores políticos, donde se plantea la desconfianza y el cuestionamiento de la legitimidad del otro. La polarización llega a identificaciones y oposiciones, a encuentros y desencuentros a nivel personal y grupal, que a través de despertar pasiones puede acabar inoculando odio en la sociedad, creando una marcada distancia social. El grado de polarización política de una sociedad la divide en dos extremos opuestos. Al polarizarse, las personas se identifican con un grupo y asumen un rechazo conceptual y una postura opuesta contra el otro grupo o persona. Polarizar es tener el «que te vote Txapote» o «me gusta la fruta» o que «se rompe España» como leitmotiv de la derecha. Polarizar es el proceso independentista catalán, porque el problema no es el independentismo, sino el incumplimiento de la ley y el hecho de prometer cosas que no se pueden cumplir. Polarizar es querer aprobar una ley de amnistía, después de estar en contra y sin dar los argumentos para que la gente lo entienda.

La polarización es también la expresión necesaria y transitoria de las tensiones derivadas de los grandes cambios de esta sociedad. Donde hay factores objetivos y subjetivos que impulsan hacia posturas extremas de uno y otro signo, el fenómeno de la polarización está en la derecha, en los nacionalismos y en la izquierda. Falta el reconocimiento del otro, la idea de consenso que apele al diálogo, el debate de problemas importantes en una sociedad polarizada y fragmentada social y políticamente que puede socavar las bases de la convivencia democrática en España. No es solo cuestión de los políticos, los medios de comunicación y redes sociales son vitales en este proceso, que con su sobrerrepresentación mediática, ayudan a crear estereotipos de los grupos en conflicto, en definitiva a polarizar más aún, a exaltar el miedo, el odio, la impotencia y el victimismo, que no ayudan nada al crecimiento personal y colectivo como ciudadanos y como país. El objetivo final de la polarización es crear una realidad ficticia alimentando la división y aumentando las diferencias, una pena que sea la palabra del año.

Deja una respuesta